En sectores de barrios de Neiva como San Bernardo, Camelias, Villa Ferry, Villa Magdalena, Palmas II, Bosques de San Luis, Oasis, Luis Carlos Galán, Palmas, Surorientales, Panorama y San Carlos, entre otros, se presta el servicio de transporte público hasta la siete de la noche, recién ida la luz del día.
La explicación es que están convertidos casi que en zonas vedadas para los transportadores por causa de la inseguridad, las amenazas, deficiente vigilancia y, a veces, insolidaridad de la gente. “Con ese escenario es mejor no correr riesgos”, dicen.
La queja de los conductores de buses y busetas es que deben enfrentar las acciones delincuenciales en algunas áreas por donde circulan, situación cada vez más compleja por el acoso, los abusos, la falta de protección y presencia de las autoridades, que tampoco puede hacer mucho porque los afectados no denuncian.
Extorsiones, asaltos, ataques a piedra, intimidaciones a choferes y pasajeros tienen azotadas a las comunidades, a tal punto que algunos ciudadanos no usan el servicio por miedo a ser víctima de los atracadores y bandas.
En días pasados la ruta 135 de Flotahuila, con destino a Palmas II, terminó chocando contra una gruta tras un intento de robo. En una buseta, en el barrio Tuquila, hubo un amago de robo que terminó con disparos al aire. Por fortuna no se reportaron heridos. Y así se cuentan otros casos…
“Algunos delincuentes tienen armas hechizas, pero muchos conductores ya saben cuáles son los ladrones con la posibilidad de acceder a armas de verdad”, dijo Jimeno Bautista, gestor operativo de Flotahuila.
También hay queja del “grado de conchudez de los ladrones o ratas” que piden o exigen los desplacen gratis, “pero cuando necesitan plata para vicio, no dudan en robar a los conductores y viajeros”.
Ni siquiera el amparo de las cámaras de seguridad detiene a la delincuencia, que ronda a diario. Se suben al vehículo, roban el bolso, la cadena o el celular, y corren sin que nadie pueda hacer algo, como ocurre en lugares de tránsito como puentes, la avenida Circunvalar o La Toma.
“Nuestros conductores no pueden a veces descender de los automotores a tomarse un refrigerio o hacer su pausa activa porque son requeridos por los atracadores, con total descaro”, contó Luis Hernando Revelo, gestor operativo de Autobuses.
Muchos han optado por portar dos celulares para en caso de hurto tener la opción de quedarse con uno y llamar, para denunciar o no quedar incomunicados en un lugar desconocido y de amenaza.
“Se creó un grupo de whatsapp integrado con el comando de la Policía Metropolitana, el Centro Automático de Despacho, cooperantes, para tener apoyo. Eso lo resaltamos, pero como el ladrón vive es de la oportunidad y la ‘papaya’, en el momento en que se flaquea allí están”.
Jesús Hernán Quintero, gerente de Cootransneiva, confirmó que el servicio a Panorama está restringido en la noche. Hace un mes un carro resultó involucrado en un acto violento, un disparo impactó el parabrisas, sin víctimas. A San Bernardo, barrio en el oriente de la ciudad, no hay rutas.
“Hay presencia de ‘galladas’, de pandillas, de delincuentes que se mueven bordo de motocicletas. Solo se presta el servicio hasta Las Palmas”, explicó.
Sin denuncias
Uno de los líos para dar soluciones es que muchas de las víctimas no denuncia, por miedo o creen que es perder tiempo. “Hay que hacerlo para reportar el caso a las autoridades de policía y a las empresas”, reclama Bautista.
Explicó que no puede arbitrariamente vetarse un barrio o sitio de recorrido, pero reconoce que a muchos trabajadores que cubren áreas ‘rojas’ les da temor ir, entonces prefieren no arriesgarse al caer la noche y la oscuridad.
“El temor de denunciar radica en que, en algunos casos, estas personas son capturadas y al poco tiempo quedan en libertad y llegan a arremeter contra los conductores”, comentó un operario de Coomotor, que pidió el anonimato.
Revelo suma tres elementos importantes a la problemática: uno, los casos ocurren a diario, no son esporádicos, y acepta que los conductores no están denunciando; dos, que están ocurriendo hasta de día ante la inactividad nocturna; y tres, pide apoyo a la gente, a los vecinos, “porque muchas veces conocen el ladrón, no lo delatan, y más bien lo protege cuando llega la autoridad”.
La comunidad
William Danilo Páez, habitante de El Caguán, se queja de que por la inseguridad y la maldad de unos pocos su sector se queda muchas veces sin servicio en las noches.
Lorena Astudillo, de Villa Magdalena, sugirió pedir la colaboración del Ejército para garantizar el transporte donde hay problemas de orden público.
Y Estiben Chambo, de Arismendi Mora, coincidió en que muchas veces los hampones se esconden en casas del barrio, pero la gente no los delata por miedo a retaliaciones: “Así perdemos todos”.
Responde la Policía
Consultado sobre todo lo anterior, el comandante de la Policía Metropolitana, coronel Juan Carlos León Montes, respondió que Neiva no tiene sitios prohibidos para el ingreso de carro de transporte público. Asegura que hoy se está en el acompañamiento permanente a las rutas que antes tenían restricciones de ingreso a barrios dónde la inseguridad siempre había reinado.
“No tenemos ningún territorio vedado para el gremio transportador. Nos hemos reunido con los gerentes de las empresas que se quejaban de falta de vigilancia y seguridad en algunos sectores, vacíos que estamos corrigiendo”, afirmó.
El oficial manifestó saber que hay unas zonas más delicadas que otras, por ejemplo, en algunos barrios de las Comuna 10, de la 8 y la 6.
Se refirió a la conformación de una red de cooperantes que se sirve de grupos de whatsapp dónde se reporta en tiempo real cualquier situación anómala que los transportadores vean en el recorrido de las vías.
Y se mantiene una línea directa con los gerentes de las empresas quienes mantienen informados de los sucesos por los empleados. “Desde las cuatro de la mañana que inicia a operar el servicio de transporte público hasta que termina, a las 11 de la noche, estamos prestando seguridad. Hay un acompañamiento total de la policía a todo el gremio”, enfatizó el oficial.