En el Huila se volvió costumbre colgar medallas y hacer homenajes por todo. A quienes hacen, a los que no. Y con quienes se quiere congraciar. Esta semana el gobernador Rodrigo Villalba pecó por ingenuo. O quizás lo hicieron pecar: condecoró al Ejército y a la Policía en un acto protocolario en la Gobernación. Los llamó héroes de la patria y les agradeció por “servir” y adelantar “operativos exitosos” en bien de los huilenses. Estos reconocimientos deberían abolirse. La fuerza pública hace su trabajo y les pagan como a los periodistas por escribir o divulgar noticias. Es su deber y honor trabajar por la protección de los ciudadanos y lo tienen claro.
Más allá de eso, ¿cuáles operativos exitosos? ¿Acaso, en La Plata, donde las disidencias de las Farc se mueven como pez en el agua a menos de 15 minutos del casco urbano, piensan lo mismo? ¿En Algeciras, los pobladores creen que debió reconocerse el trabajo del Ejército y la Policía cuando varios comerciantes cerraron sus puertas y huyeron para evitar el pago de extorsiones salvajes por parte de las Farc? ¿Me gustaría saber qué piensan del reconocimiento en Gigante, donde los cafeteros cada vez están más presionados a pagar extorsiones o, de lo contrario, los matan?
En el acto de homenaje, al lado de Villalba, estuvo German Casagua, el alcalde de Neiva. ¿Cree el mandatario que debió exaltar el papel de los uniformados cuando han lanzado dos petardos en las últimas semanas en la ciudad porque los capitalinos se resisten a pagar vacunas a las disidencias? ¿Valió la pena el reconocimiento cuando la percepción del neivano es que volvimos al pasado cuando los petardos o explosivos de mediano y bajo poder amedrentaban comerciantes rebeldes con la guerrilla? No dudo que en Vegalarga, corregimiento de Neiva, deben reírse del homenaje porque, lamentablemente, contratistas de obras civiles son víctimas de la extorsión.
Entiendo que Villalba quiera estrechar los lazos de amistad con el Ejército y la Policía. Al fin y al cabo, sería peor no hacerlo y que cada quien trabajara por su lado, pero no fue un buen momento. La Policía- sin duda- hace su trabajo, pero está cada vez más limitada. Y tras el complejo orden público, en algunos municipios ya no se mueve por las zonas rurales y menos después de las 6:00 de la tarde. El Ejército, realmente, no sé en qué anda.
Recorrí recientemente la carretera Neiva- Pitalito y no observé fuerza pública. En algunas vías alternas, como la carretera Hobo- Yaguará, menos. Por eso, la estrategia del Gobernador- esa sí la aplaudo- de blindar la Ruta 45, la principal del departamento, vale la pena.
Los huilenses deben sentirse protegidos y las Fuerzas Militares y Policía dejar de asistir a homenajes banales y pisar más el asfalto donde la gente está pidiendo casi a gritos mayor seguridad.
Nota uno: Si Rodrigo Villalba y German Casagua quieren apoyar a la Fuerza Pública en su lucha contra el desorden público, deberían inyectar más recursos. Ejemplo: gasolina para los helicópteros de las Fuerzas Militares que, en ocasiones, no sobrevuelan más por restricción en el combustible.