La Nación
No ha sido un regalo 1 12 septiembre, 2024
INVESTIGACIÓN

No ha sido un regalo

El 25 de agosto de 1954, la Asamblea Nacional Constituyente, acogió las luchas históricas de las mujeres que reclamaban igualdad. En Colombia, ellas estrenaron el derecho a votar en el plebiscito de 1957.

Olmedo Polanco

¿Le gusta cómo quedó en el retrato de su cédula de ciudadanía?

En el caso particular de Alicia Valenzuela de Osorio (El Caguán, 3 de agosto de 1926 – Neiva, 27 de enero de 2018), el retrato que la identifica en el documento de identidad no captó su gesto natural. Al menos eso afirma jocosamente su familia. Por el contrario, se le ve a disgusto porque, siendo conservadora, le tocaría votar en 1958 por Alberto Lleras Camargo, el primer candidato liberal del periodo del Frente Nacional.

Aunque tenía edad para hacerlo, Alicia no estaba habilitada para sufragar en el plebiscito del primero de diciembre de 1957. ¿Por qué? Pues tramitó la cédula en el municipio de La Plata, Huila, seis días después de la consulta popular, bajo el número 26.517.148.

Los antecedentes del triunfo femenino

La historiadora Adriana Rodríguez Franco es profesora en la Universidad del Tolima. “El otorgamiento de facultades constitucionales para que la mujer accediera al ejercicio del voto, no fue un acto coyuntural. Fue el resultado de luchas constantes que habían empezado hacía décadas”, ha dicho la docente que investiga en la línea de historia electoral en Colombia. Además, hace parte del grupo de investigación ‘Hechos’, Historia económica y social. Es más, “Colombia no es una excepción con respecto al reconocimiento de los derechos políticos a las mujeres. El país cumplía una cita que ya habían iniciado países de América Latina como Uruguay y Ecuador”. No obstante, la profesora Adriana Rodríguez advierte que aquella práctica política en Colombia se caracteriza por su crecimiento tardío. (Asociación Colombiana de Historiadores. Miércoles con la Historia. Bogotá, 21 de agosto de 2024).

La historiadora Mabel Paola López Jerez, complementa, citando a su colega Olga Patricia Velázquez Ocampo: “Durante el período que inicia en 1930 y que termina en 1945, conocido como República Liberal”, -y en seguida hace una pausa para explicar- “…después de 45 años de hegemonía conservadora y que incluyó muchas restricciones para las mujeres, es el periodo liberal significativo porque implica un avance en materia de derechos para conseguir la igualdad jurídica entre mujeres y hombres”. La profesora Mabel Paola, que trabaja en la Universidad Nacional de Colombia, e investiga sobre la vida cotidiana y la historia de la mujer en el periodo indiano, refiere los gobiernos liberales de Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos.

“Acceder a la ciudadanía completa, a través del derecho al sufragio, no fue tarea fácil en esta sociedad patriarcal”, advierte la profesora María del Carmen Jiménez, maestra de varias batallas como líder sindical en Huila. Refiere que la cultura machista les prohibía a las mujeres ingresar al bachillerato y a la universidad; no podían salir del país sin el permiso de sus maridos, eran consideradas menores de edad vitalicia y debían limitarse a intervenir en los espacios domésticos. “Importante resaltar a Josefina Valencia y Esmeralda Arboleda”, reclama María del Carmen, que se desempeñó como secretaria de Cultura y Educación de Neiva y Huila, respectivamente.

La historiadora Mabel Paola López Jerez, ha publicado la investigación “Morir de amor, violencia conyugal en la Nueva Granada (Editorial Ariel, 2020). Recuerda que “En el gobierno liberal de Olaya Herrera se materializa, por ejemplo, la Ley 28 de 1932 sobre el régimen de capitulaciones matrimoniales y el Decreto 1874 del mismo año, que autoriza a los colegios femeninos, la posibilidad de otorgar el diploma de bachiller”. Según la profesora, las normas mencionadas propiciaron la emancipación de las mujeres colombianas. Asegura, además: “Durante el mandato de Alfonso López Pumarejo y su ‘Revolución en marcha’, se forja la reforma constitucional de 1936, que en el acto número uno, consagra la ciudadanía restringida a las mujeres y el acceso a cargos de la administración pública y ciertas  garantías laborales”.

La profesora Isabel Cristina de Dussán se desempeñó recientemente como vicerrectora académica de la Universidad Surcolombiana. “Equivocadamente se promueve que el reconocimiento a ejercer el voto se debió al general Gustavo Rojas Pinilla. Quien así piense, desconoce que la lucha de las mujeres en el país fue producto de un movimiento internacional, que también se registró en Colombia, como lo expresó la activista Fabiola Calvo, integrante de la Red Colombiana de Periodistas con visión de género”, recuerda Isabel Cristina.

No ha sido un regalo 7 12 septiembre, 2024
Mabel Paola López Jerez, historiadora. Es profesora e investigadora en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Archivo: planetadelibros.com.co.

Los imaginarios culturales

“Votar para elegir nos ha significado ser reconocidas como ciudadanas, como personas con voz y relevancia en los asuntos políticos y administrativos. Votar rompió los roles tradicionales de la mujer”, me ha comentado la excongresista liberal, Consuelo González Claros de Perdomo (Pitalito – Huila, 20 de julio de 1954).

La historiadora Adriana Rodríguez Franco, se ha interesado en la historia política. Hacen parte de sus publicaciones: “Jornada sin Gaitán. Prensa, política y gaitanismo (1948-1953)”, (Historia y Sociedad 2018); “El diario del pueblo gaitanista: ‘Jornada’, 1944-1949” (Boletín Cultural y Bibliográfico 2018).

“Durante la campaña política, hubo mujeres muy atentas a la circulación del periódico gaitanista ‘Jornada’. Pero, no podemos desconocer que entre los editoriales del periódico, la participación femenina era casi nula”. Aunque la profesora Adriana Rodríguez advierte que no ha estudiado el gaitanismo con perspectiva de género, “Un número importante de mujeres aparece en procesos de movilización electoral, de proselitismo y organización política que requerían las campañas”.

La académica Mabel Paola López Jerez, ha publicado “Las conyugicidas de la Nueva Granada. Transgresión de un viejo ideal de mujer, 1780 – 1830”, (Editorial Javeriana, 2012). “Las industrias culturales, en el caso particular de las revistas femeninas, constituyen fuentes importantes de investigación para reconstruir la historia de los movimientos femeninos, previos al ejercicio del sufragio”. También cita el caso de la radio, que como medio estructurante, incluyó sutilmente, temáticas sobre el derecho a la educación y al sufragio femeninos. Los soportes investigativos están en ‘Ni calladas ni sumisas. Trasgresión femenina en Colombia, siglos XVII – XX. Editorial Uniagustiniana. Acolec. 2021.

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Adriana Rodríguez Franco,historiadora. Docente adscrita a la Secretaría de Educación de Ibagué. Profesora en la Universidad del Tolima. Archivo: uniandes.edu.co.

Aún nos queda trecho por recorrer

Según la profesora López Jerez, “No fue fácil la llegada de la mujer a las universidades. Tampoco la inserción laboral y el acceso a salarios justos o equitativos”. Llama la atención porque para ella, “La igualdad todavía es un tema en permanente tensión”.

“Las mujeres somos protagonistas, a pesar de que la brecha sigue siendo muy grande entre hombres y mujeres”, me ha expresado Leyla Marleny Rincón Trujillo (Pitalito, 25 de agosto de 1954), representante a la Cámara por el Pacto Histórico.

El martes 27 de agosto, con motivo de la conmemoración de los 70 años del reconocimiento al voto femenino, en la Cámara de Representantes, por iniciativa de la parlamentaria Rincón Trujillo, volverán a pronunciarse los nombres de Josefina Valencia y Esmeralda Arboleda. Las dos damas, que a pesar de militar en distintas corrientes ideológicas, materializaron la lucha de años para que las mujeres tuvieran derecho a votar.

La maestra Adriana Rodríguez Franco, considera que: “Son muy importantes estas fechas”. A renglón seguido considera que, “Volver sobre estos hechos históricos debería llevarnos a la reflexión, a plantearnos preguntas. ¿Qué ha pasado  desde que la mujer logró participar en las elecciones y cómo ha ganado reconocimiento a sus derechos políticos?”.

Al evento del martes 27 de agosto en plenaria de la Cámara de Representantes están invitadas: Francia Márquez Mina (Suárez – Cauca, 1 de diciembre de 1981), Vicepresidenta de la República; Margarita Cabello Blanco, Procuradora general de la Nación; Luz Adriana Camargo Garzón (Bogotá, 1965), Fiscal General; e  Iris Marín Ortiz, recientemente elegida Defensora del Pueblo.

“La apertura del voto en los años 50 ha sido un logro muy importante. Constituye la apertura política para que las mujeres siguieran luchando por sus derechos a elegir y ser elegidas”, me ha dicho la representante Leyla Marleny Rincón Trujillo.

No obstante, la maestra María del Carmen Jiménez considera que: “Pese a los logros y avances constitucionales y legales alcanzados, la situación y condición de las mujeres sigue siendo difícil”. Argumenta en el siguiente sentido: “Porque las lógicas del patriarcado, el colonialismo y el capitalismo, generan subordinación y naturalizan la discriminación hacia la mujer”.

Alicia no quiso votar por los liberales en 1958, a pesar de la ‘sugerencia’ de su esposo Ruperto Osorio Rojas (Aipe, 30 de junio de 1911 – Neiva, 31 de enero de 2002). El marido, aunque conservador, igual que su mujer, creía ‘a pie juntillas’ que había que votar a favor del acuerdo entre liberales y conservadores y que las élites centralistas llamaron Frente Nacional. Alicia no le perdonó a las guerrillas liberales que hubieran dejado el plumero de un pavo real en el solar de la finca Palestina, en jurisdicción de la inspección de San Antonio. El ave del paraíso terminó en los platos del almuerzo de los hombres que integraban la guerrilla liberal. Era el año 1953. Las amenazas y las confrontaciones bipartidistas desplazaron a la familia Osorio Valenzuela hacia el municipio de La Plata, en el Occidente del Huila. Alicia no perdonó, tampoco olvidó.