A pesar de la orden judicial de cerrar el camposanto el 31 de diciembre del año anterior, en Pitalito se siguen enterrando los muertos en el único lugar disponible. A pesar de la orden judicial de cerrar el camposanto el 31 de diciembre del año anterior, en Pitalito se siguen enterrando los muertos en el único lugar disponible. El viejo cementerio está completamente lleno y cada vez que hay un difunto se busca milimétricamente un espacio para poderlo enterrar. GERARDO VALENCIA GUTIÉRREZ LA NACIÓN, PITALITO ¿Qué vamos a hacer con nuestros muertos si el cementerio lo van a cerrar? Esa es la pregunta que hoy se formulan cientos de laboyanos, luego de que el Juzgado Tercero Administrativo de Neiva ordenara el cierre del único lugar habilitado para enterrar a los muertos en el Valle de Laboyos. Y seguramente fue la misma pregunta que se hizo el alcalde Pedro Martín Silva el primero de enero de este año, para otorgar un permiso especial para que la necrópolis siguiera funcionando, pues confidencialmente se ha aumentado considerablemente el número de fallecimientos por causas naturales y violentas en el 2013. Pero la preocupación sigue latente debido a que el terreno disponible para colocar los cadáveres se quedó pequeño y ya no hay espacio para poner un muerto más. “Estamos enterrando en los pocos espacios que quedan, donde antes hubo otra tumba, porque definitivamente el cementerio se llenó”, dice don José Miguel León, sepulturero de Pitalito. La alternativa más cercana son las bóvedas, pero estas tienen un alto costo, por lo que no todos pueden darse el lujo de dejar a sus seres queridos en estos pequeños cubículos e irremediablemente deben optar por un hoyo de un metro de ancho por dos de largo y dos de profundidad en la húmeda tierra laboyana. Campanarios No obstante, la construcción del cementerio Campanarios, cuya autorización dio el alcalde Carlos Arturo Giraldo Aragón dos días antes de terminar su gobierno, para los laboyanos este no solucionará la problemática al considerar que será discriminatorio, pues sólo quienes tengan con qué pagar el costo podrán enterrar sus muertos allí. El nuevo camposanto que está ubicado en el sitio conocido como El Topacio, a unos cuatro kilómetros del casco urbano de Pitalito por la vía hacia Timaná, aún no está terminado y además no cuenta con los permisos ambientales y las comunidades aledañas aseguran que este contaminará dos fuentes hídricas que pasan muy cerca de él. Según se conoció de fuentes cercanas a sus propietarios, en un mes el nuevo cementerio estará listo para enterrar a los nuevos muertos de Pitalito, aunque la autoridad ambiental le mantiene una medida preventiva por la no realización de estudios hidrológicos e hidrogeológicos del terreno. Hacinamiento Entre tanto, no queda más remedio que llevar a los difuntos al viejo cementerio, donde de no contar con el dinero suficiente, a sus deudos no les queda otra alternativa que buscar un pequeño espacio, tratando de no molestar al muerto de al lado, para dejar allí sus seres queridos. “Primero nos dijeron que debíamos llevarnos al cuerpo de mi mamá para Timaná o Bruselas, pero después nos dieron permiso para enterrarla aquí”, dijo María Gladys Arias, una mujer víctima del conflicto. Mientras todo eso pasa, los familiares de los huéspedes del cementerio siguen llegando a diario a levarles flores, limpian las desvencijadas cruces y los más afortunados a pintar sus bóvedas, porque saben que por más obstáculos que se les ponga, allí deberán permanecer hasta cuando el acelerado crecimiento de Pitalito lo devore como ocurrió con el anterior, donde hoy se levanta un populoso barrio. El cementerio de Pitalito llegó al máximo de su capacidad y todavía no hay otro sitio dónde enterrar los muertos. Los únicos espacios son las bóvedas, pero no todos tienen el dinero suficiente para pagar este servicio.