Ha dicho usted públicamente: Bogotá quedará sin agua en marzo de 2025 y militares evacuarán a la fuerza la ciudad; Colombia va a por la nube soberana; Colombia defenderá el derecho a recibir pago por patentes de recursos biológicos genéticos y, con ardentía, denosta de la inteligencia artificial. No más mentiras señor Presidente: no hay derecho a someter el desarrollo de Colombia a sueños, alucinaciones, suposiciones, contradicciones y convicciones ideológicas de odio profundo en medio de discursos apocalípticos y viajes oníricos a las estrellas. Es perverso tratar de aterrizar en temas ciertos y de interés público sembrando caos y vanas ilusiones futuristas en la mentalidad ideologizada de grupos populares que le creen ciegamente, más allá de cualquier realismo.
¿Si la inteligencia artificial es dañina, por qué ordenó a Ecopetrol dedicarse empresarialmente a este menester? Y, en medio de la palabrería, funcionarios más o menos competentes se deben situar en el centro del mismísimo ridículo para infructuosamente tratar de sostener la carreta barata en que usted, su gran jefe, les ha comprometido.
El director de la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo de Desastres (UNGRD), el locuaz Carlos Carrillo, con malabares retóricos lo desmintió, Presidente, declarando que él mismo recomendó no expedir decretos de emergencia por causa de crisis de agua para la capital y que usted, señor Presidente, habla en abstracto (¡!).
La Minciencias Yesenia Olaya se entusiasma denotando la importancia que para Colombia tiene poseer su propia “nube soberana”, pues solo así podrá manejar los recursos genéticos y garantizar una distribución justa y equitativa de las ganancias que provienen de ellos. Se olvidó que construir esa ‘nube’ requiere miles de millones de dólares de inversión que Colombia es incapaz de disponer, pero le siguió la cuerda Presidente.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, en la misma línea, le dice al mundo que Colombia defenderá el derecho de países, sobre todo comunidades, al acceso a recursos derivados
del uso y aprovechamiento de esas secuencias genéticas ‘digitalizadas’ de una manera justa. Se olvidó que, pese a su propia promesa de hace dos años, nosotros no tenemos voto en estas decisiones pues el gobierno de su país, Presidente, no ha ratificado el Protocolo de Nagoya que es, justamente, el que permite vocería y decisión exclusiva sobre esta temática.
Ni coherencia, ni recursos, ni capacidad para sus sueños Presidente. Por favor, no más carreta. ¡Gobierne!