Esta semana fue noticia la gestión realizada por parte Coljuegos, con la finalidad de hacer efectivo el bloqueo de 289 perfiles de redes sociales (Facebook e Instagram) de diferentes influenciadores, debido a la presunta promoción y operación de juegos de suerte y azar sin la debida autorización por parte del Estado. De acuerdo con el comunicado publicado por Coljuegos, este tipo de operaciones clandestinas generan detrimentos para el sector salud de aproximadamente $70.000 millones de pesos.
En principio, esta “mano dura” que esta mostrando el Estado podría calificarse como algo positivo y favorable para los colombianos, sin embargo, siento que son iniciativas que no atacan el problema de fondo, por las razones que procedo a exponer. Para comenzar, me resulta muy cuestionable el hecho de que en un Estado Social y de Derecho, como el que presuntamente es Colombia, las autoridades competentes se preocupen más por el financiamiento del sistema de salud, que por la salud (mental) misma de su población. Al respecto, solo hace falta analizar el entorno del fútbol profesional colombiano, para evidenciar lo enquistadas que están las apuestas en nuestra cotidianidad. No recuerdo una transmisión televisiva o radial de un partido que no haya estado plagado de publicidad haciendo apología a las apuestas. Esto, sin mencionar que la principal liga de la Dimayor lleva el nombre de una casa de apuestas, la “Liga BetPlay”. En un Estado realmente coherente, las autoridades harían extensivas sus iniciativas de “mano dura” a la publicidad asociada a juegos de suerte y azar.
Si mezclamos medios de comunicación y eventos deportivos colmados de publicidad de apuestas, con una economía tambaleante como la colombiana, tenemos la receta perfecta para fomentar la aparición de hábitos ludópatas en la población. Esta mezcla de factores podría explicar la ininterrumpida proliferación de las apuestas que irónicamente persigue el Estado.
En resumen, si queremos que las cosas empiecen a cambiar realmente, las autoridades deben ver más allá de lo netamente financiero y empezar a implementar medidas orientadas a proteger la salud mental de la población, evitando su exposición prolongada a la publicidad apostadora.