Hace cuatro años, nació en Neiva la Fundación Doctores Juguetes que ha ayudado a decenas de niños con enfermedades oncológicas y renales, así como niños invidentes y de diferentes patologías. Las sonrisas en los rostros de los niños se han dibujado durante todo este tiempo gracias a los ‘payamédicos’, jóvenes voluntarios que trabajan cada día solo con el interés de brindar momentos de felicidad a las familias y niños que más lo necesitan.
Desde el 15 de marzo, la sede de esta fundación opita ubicada en Calixto cerró sus puertas, todo por cuenta del nuevo coronavirus, para evitar contagios en los niños. Incluso, fue cancelada la coronación de Mis Fantasía, un concurso donde las niñas que luchan contra el cáncer participan y son reinas por un día.
Desde entonces ha permanecido sola, y fue lo que aprovecharon los delincuentes para entrar al lugar y saquearlo, robando elementos importantes para el trabajo que realiza la fundación. “Yo entré porque iba a sacar los recibos para pagarlos y cuando abrí me encontré con esa triste sorpresa, nos robaron el dinero que teníamos guardado para las emergencias de los niños y para gastos de la fundación, también se llevaron los juguetes nuevos que teníamos para ellos, su ropa nueva que habíamos conseguido, unos bafles que ni siquiera habíamos usado, el computador portátil y hasta micrófonos se llevaron los ladrones”, relató Juan Sebastián Vargas, fundador de Doctores Juguetes.
“Todo quedó revolcado, dañaron las coronas que serían usadas para el reinado Mis Fantasía, rompieron juguetes y hasta las pacas de pañales, los materiales que usamos para terapia de los niños tampoco están. Cuando yo llegué tenían listas otras cosas para llevarse, afortunadamente decidí ir y así evité que arrasaran con todo”, añadió.
La fundación que atiende a más de 40 niños no ha parado durante la cuarentena, continúa ayudando y lo seguirá haciendo a pesar de este horrible episodio que hoy entristece a los jóvenes ‘payamédicos’ opitas.
“Siempre que nos necesitan, cómo jóvenes nos esforzamos para conseguir las cosas, nosotros no tenemos nada, pero afortunadamente hay mucha gente que cree en nuestro trabajo y nos apoya, entre todos reunimos lo que una familia necesita, sean pañales, o llevándoles alegría con fiestas infantiles, primeras comuniones, donatones, o mercados. Cuando nos necesitan siempre ahí estamos dispuestos para ayudar, incluso cuando las familias no tienen para las exequias de los niños, todos colaboramos”, resaltó Vargas.
“Si hay que empezar de cero, pues empezamos, pero no nos vamos a detener. Nos robaron y arrebataron la alegría de los niños, pero vamos a seguir trabajando para recuperarnos”, añadió.
Y para lograrlo, la fundación espera contar de nuevo con el aporte de los huilenses. “Esto nos duele porque es algo que hemos construido con mucho esfuerzo entre todos. Espero el apoyo de la gente, que continúen creyendo para llenar este lugar de alegría de nuevo, por ahora no los podemos llevar, pero no hemos parado de trabajar, hasta terapias con los niños hemos hecho de manera virtual, entrega de mercados y otras cosas, nunca hemos parado. Estas son cosas inesperadas, esto pasó y solo nos queda levantarnos para que puedan jugar nuevamente allí. Deseamos que cuando todo esto pase ellos puedan volver en medio de un festejo de alegría. La fundación es el segundo hogar de los niños, allí olvidan sus quimioterapias, el dolor por el que están pasando y son felices”.
“Nuestro pago son los abrazos de los niños, no tenemos plata, pero la meta nuestra es tener unas instalaciones adecuadas para que los médicos de otros lugares del país presten sus servicios voluntariamente y atiendan gratuitamente a los niños que recibimos en la fundación y trabajaremos para lograrlo”, finalizó.