De ser una ama de casa, se convirtió en el rostro de la paz. Luego de liberar a su esposo del secuestro, es la vicepresidenta aventajada del Concejo de Garzón y pugna por sacar del olvido al corregimiento de Zuluaga, su tierra natal. De ser una ama de casa, se convirtió en el rostro de la paz. Luego de liberar a su esposo del secuestro, es la vicepresidenta aventajada del Concejo de Garzón y pugna por sacar del olvido al corregimiento de Zuluaga, su tierra natal. HUMBERTO SOSA SIMBAQUEVA LA NACION, GARZON Por tradición, el centro poblado de Zuluaga es cuna de líderes natos que en medio de la actividad propia de campesinos curtidos, quienes desfilan por los peldaños de la montaña, circundan la fortaleza de la vida que les permite heredar los grandes espacios del desarrollo y la productividad rural, que les ayuda a convertirse en dirigentes del progreso. Es el caso de Nubia Segura Losada, quien a sus 35 años, lidera un paquete de proyectos que la convierten en una de las voceras comunitarias con disposición y entrega permanentes. De una familia humilde, campesina, la cual ha generado progreso en la región, pues nació en el hogar de don Agustín Segura, curtido y rígido campesino y doña Mercedes Losada, aventajada en los quehaceres del hogar, pero siempre pensando en el beneficio común, el mismo que ha despertado en Nubia su pasión por alcanzar mejores perspectivas para la comunidad y como parte integral de seis hermanos. En su corta juventud alcanzó la unión familiar con el ex concejal José Armando Acuña, otro forjador de proyectos que ha ayudado a mantener la plenitud del progreso y la prosperidad de Zuluaga y sus veredas circunvecinas, y hoy con sus tres hijos: Nandy, abogada; Andrés Felipe, muy pronto ingeniero y Johan con 15 años, avanzando en sus estudios primarios, quienes han visto como sus progenitores han construido desarrollo, amor y aprecio entre la mayoría de la ciudadanía, aunque no falta el que “malqueriente” por causas políticas. Líder innata y entregada El empuje y gestión de Armando Acuña intentaron ser frustrados el 29 de mayo de 2009, cuando la guerrilla irrumpió en el Concejo de Garzón y se lo llevó secuestrado. Pero de inmediato comenzó a despertarse como un león dormido, el liderazgo de su esposa Nubia Segura, quien durante día y noche convocaba a todos mediante una cadena de oración, reuniones, contactos en Bogotá con el alto gobierno, la Iglesia, y contactó a quien fuera posible en la capital del país para obtener noticia de su esposo plagiado, y sin cesar trabajar hasta traerlo a la libertad. Esta joven mujer trabajó algunos años en diferentes entidades. Como Madre Comunitaria fue incansable y amorosa con los niños. Luego se desempeño como bibliotecaria en el colegio de Zuluaga, fue organizada y querida con los alumnos y quienes querían aplicar la lectura. Estuvo al frente del programa Compartel a través de las TICs, amplió la red de servicios a la comunidad en su modernización logrando con ello llegar a más de mil personas en el plan de capacitación haciendo buen uso del Sena. Este proceso de servicio comunitario y el liderazgo ejercido en la liberación de su esposo, despertó las miradas de los grupos políticos, pero a la vez de la misma comunidad que veía en Nubia una gran líder y en potencia alguien que podía representarlos en una corporación. Ante la marginación de su esposo de ser candidato a la Alcaldía de Garzón o la Asamblea, resultó siendo ella quien tomó el timón y alcanzó una de las más altas votaciones de la Capital Diocesana, por lo cual hoy en día es concejal de este municipio del centro del Huila. Pasos agigantados Pero el paso lento de Nubia se ha venido agigantando con acierto para esta líder campesina. Tan pronto vinieron los acuerdos en el interior del Concejo, fue elegida para este periodo en la primera Vicepresidencia de la corporación local, en donde viene destacándose en sus opiniones, actividades y su contacto con los diferentes públicos, que hoy la muestran, sin desmedido protagonismo, en una de las destacadas y visibles figuras del Concejo garzoneño, sin descuidar sus buenos oficios de culinaria con sus deliciosas frisoladas zuluagueñas y su experta atención que tienen en su modesta residencia de este corregimiento. “Zuluaga existe y vivimos allá para bien del Huila, de Colombia y de Garzón, pero no queremos estar más abandonados de la presencia del Estado. No queremos mas desolación social y que la inseguridad, la desigualdad, la violación de derechos la falta de comunicaciones y la incertidumbre por la llegada de una alta descomposición entre la juventud y los mismos habitantes nos agobien y atrofien”, dice constantemente en sus intervenciones en las plenarias del Concejo exigiendo presencia en la solución de los problemas, como excelente protagonista de vida, libertad, paz entre toda la comunidad.