Al menos 39 personas murieron en Irak en una nueva ola de violencia atribuida a Al Qaida, en lo que el presidente del Parlamento denunció como una tentativa de torpedear la cumbre de la Liga Árabe prevista dentro de un mes en Bagdad. Más de 250 personas resultaron además heridas en esos atentados BAGDAD (AFP) – Al menos 39 personas murieron en Irak en una nueva ola de violencia atribuida a Al Qaida, en lo que el presidente del Parlamento denunció como una tentativa de torpedear la cumbre de la Liga Árabe prevista dentro de un mes en Bagdad. Más de 250 personas resultaron además heridas en esos atentados, que tomaron diversas formas: 16 coches bomba, ocho explosivos, cuatro ataques de hombres armados y disparos de morteros. En total se vieron afectadas seis provincias: Bagdad, Salahedin, Diyala, Babilonia, Nínive y Kirkuk. Según el ministerio del Interior, los ataques llevan la firma de Al Qaida. “La organización terrorista Al Qaida intenta transmitir el mensaje a sus partidarios de que sigue activa en suelo iraquí y de que tiene la capacidad de golpear en la capital y en otras ciudades”, según el ministerio. El presidente del Parlamento, Usama al Nujaifi, condenó los atentados y dijo que tienen por objetivo “atizar los conflictos entre los hijos de Irak y hacer fracasar la celebración de la cumbre árabe”. Irak acogerá el 29 de marzo una cumbre de la Liga Árabe, la primera desde el inicio de la ola revolucionaria que barrió la región. La cita, prevista inicialmente en marzo de 2011 y postergada dos veces por los sobresaltos de la Primavera Árabe, se producirá en plena crisis en la vecina Siria. La cumbre está prevista en la “zona verde”, el sector más protegido de Bagdad. Será además la primera cumbre árabe en la capital iraquí desde 1990, y la primera gran cita diplomática de Irak desde la retirada de las últimas tropas estadounidenses de su territorio en diciembre. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, apoyó la participación de Siria, pese a que la Liga Árabe la excluyó de sus trabajos en respuesta a la represión ejercida por el régimen de Damasco contra el movimiento opositor. La de este jueves es la serie de atentados más sangrienta desde el 14 de enero, día en que un atentado suicida contra peregrinos chiitas dejó al menos 53 muertos cerca de Basora. Varios de los ataques del jueves apuntaron a la policía. Otros se produjeron en el barrio chiita de Kazimiya en Bagdad o en las provincias de mayoría sunita de Salahedin y Nínive. El balance más elevado de muertos lo tuvo Bagdad, con 22 víctimas fatales y 69 heridos. El ministerio del Interior señaló que en la capital hubo varios coches bomba, dos ataques de hombres armados contra puestos de control de la policía y al menos seis bombas. La embajada estadounidense en Irak condenó en un comunicado unos “actos de violencia odiosa”, que calificó de “esfuerzo desesperado por minar la sociedad iraquí y sus instituciones”.