Una acción popular por los riesgos de la explotación petrolera en el centro poblado Nuevo Veracruz, revive los peligros en el Páramo de Miraflores, uno de los más grandes ecosistemas del país.
Ricardo Areiza
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La región de Rioloro, en Gigante (Huila), epicentro de la resistencia contra la represa El Quimbo, inició una nueva batalla jurídica, anticipada hace seis años, por los riesgos que provoca la explotación petrolera, cerca del cerro de Miraflores, uno de los más extraordinarios ecosistemas estratégicos del país.
Las alertas las activaron los campesinos del centro poblado Nuevo Veracruz y propietarios de predios aledaños, los primeros afectados.
Los labriegos reclamaron en una acción popular la protección de los derechos colectivos al medio ambiente sano, a la seguridad y prevención de desastres por los perjuicios irremediables que se pueden derivar de esa actividad peligrosa.
La acción judicial fue instaurada contra las multinacionales Emerald Energy, Enel Colombia (antes Emgesa) y el municipio de Gigante, por un riesgo potencial derivado de la extracción y transporte de crudo, desde una de las plantas de producción del polémico ‘Bloque Matambo’.
El centro poblado Nuevo Veracruz, uno de los cuatro reasentamientos colectivos impuesto por Emgesa, se levantó en una zona de influencia del bloque exploratorio adjudicado a la multinacional Emerald Energy, subsidiaria de la empresa trasnacional china Sinochem corporation.
Emerald Energy fue fundada en Londres en el año 1996 y su primera licencia de exploración fue otorgada en el Bloque Matambo en Gigante (Huila). Después de perforar su primer pozo en 1998, la empresa comenzó a expandir sus operaciones no sólo en el Huila. En 2009 fue adquirida por En esta área de operaciones construyó varias plataformas en Matambo y se extendió en la zona de reserva.
El caserío, se construyó en el predio Montea, al costado izquierdo de la carretera nacional, cerca de una de las plantas de producción y cruzado por una línea de flujo que provocaría un alto riesgo, no solo para el caserío y predios aledaños, sino, en la zona protegida.
Los riesgos
La línea de flujo del Campo Gigante 1 a la estación Rioloro, Cargadero, en su sentir, pone en riesgo no solo a los propietarios de los predios “El Rubio” y “Piedra Rayada” sino a su vez a toda la comunidad del centro poblado.
“La multinacional petrolera debe entrar a desarrollar las actividades de traslado de la línea de transferencia para el flujo de hidrocarburos, garantizando para ello las distancias de aislamiento que no afecten ni ponga en riesgo a la comunidad”, solicitaron los demandantes.
“En su defecto, la empresa Enel Colombia (antes Emgesa) debe aislar a la comunidad nueva de Veracruz para prevenir posibles afectaciones al medio ambiente y las fuentes hídricas de la zona”.
Adicionalmente la comunidad solicitó a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) que se abstenga de otorgar licencia ambiental a la empresa Emerald Energy PLC Sucursal Colombia, hasta tanto no se realice el proceso de traslado de la línea de transferencia de hidrocarburos.
Inviable
La nueva bandera, no es aislada. Los riesgos fueron advertidos primero por la comunidad y luego confirmado por un estudio de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM). La autoridad ambiental aseguró que el asentamiento en el predio Montea era inviable.
El alcalde de Gigante Iván Luna, también expuso su preocupación por los riesgos y previno a las empresas a tomar medidas para evitar los efectos negativos que la actividad petrolera podían ocasionar. No fueron atendidos.
El traslado debía realizarse antes de iniciar la construcción del complejo. Sin embargo, la reubicación de las 18 familias afectadas no fue concertada y se ejecutó luego de haber iniciado el llenado del embalse.
El predio fue escogido y adquirido por la compañía sin la debida aprobación de la comunidad. El reasentamiento no se hizo sobre tierras iguales o mejores que las tierras inundadas del viejo Veracruz, como decía la licencia ambiental, lo que desencadenó varios conflictos por el cambio de los usos del suelo, a los que se suman riesgos por la actividad petrolera.
Todos estos hechos acentúan un panorama de inestabilidad económica, inseguridad alimentaria y pérdida del capital de trabajo necesario para la subsistencia de las familias reasentadas.
El bloque Matambo se localiza sobre la zona de influencia de microcuencas ubicadas en el Páramo de Miraflores, donde nacen quebradas como La Honda, Media Honda, Rioloro y Majo entre otras, que abastecen un vasto sector de la zona centro y oriente del Huila.
Este ecosistema protegido es considerado como un área de gran riqueza biótica y uno de los últimos bancos de germoplasma vírgenes del mundo. Por eso la CAM lo excluyó de cualquier tipo de prospección de hidrocarburos y lo declaró área como una prioridad de conservación.
Este territorio es esencial para la seguridad alimentaria de la región, provee agua para más de 200 mil personas y contiene ecosistemas únicos y sensibles que están protegidos como parte del Parque Natural Regional Cerro Páramo de Miraflores Rigoberto Urriago y la Reserva Protectora de la Amazonía
El Cerro de Miraflores ubicado en el flanco occidental de la Cordillera Oriental, abarca una extensión de 19.751 hectáreas en Huila y Caquetá. De estas 11.000 hectáreas pertenecen al Huila. Este extenso ecosistema es compartido por los municipios de Gigante, Garzón y Algeciras en el Huila, y Paujil, El Doncello y Puerto Rico, en Caquetá.
Por sus características naturales el Cerro de Miraflores es un extraordinario ecosistema, esencial para la producción de agua y la seguridad alimentaria.
En su territorio nacen 17 microcuencas vitales para la región: el río Blanco y las quebradas El Toro, Aguas Negras, Santa Lucía y San Antonio, en el municipio de Algeciras; quebrada La Guandinosa, La Honda, La Media Honda, El Pescado, La Chiquita, Guadalajita, Aguas Claras, El Palmar, Gigante, Los Cristales y Rioloro, en el municipio de Gigante.
Además, abarca las cabeceras de otras cinco cuencas hidrográficas de las áreas del Magdalena-Cauca y Amazonas. En la zona se distinguen como cursos hídricos para el Magdalena las quebradas Anayá y Nepal, tributarias de los ríos Guayas y Orteguaza hasta la confluencia del río Pescado en Caquetá.
Blindaje
Según la CAM el área total del páramo de Miraflores, está totalmente blindada. Aunque el bloque VSM-32 presenta superposición con el área del Plan Nacional de Restauración Ecológica no registra, aparentemente, ninguna intervención en la zona protegida.
No obstante, la actividad petrolera se desarrolla en sus contornos, en las áreas autorizadas que fueron objeto de sustracción. En los campos licenciados operan actualmente siete plataformas con todos los impactos negativos que genera.
En las plataformas multipozo, según la licencia ambiental, se podían perforar hasta un máximo de tres pozos a 15.000 pies de profundidad. Para la perforación de los pozos se utilizan lodos base aceite y base agua (Con cada barril de crudo se requieren diez de agua).
Las plataformas autorizadas por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) se ubicaron en sectores externos al área del parque natural.
Impactos adversos
Sin embargo el área recibe los impactos adversos del proyecto de perforación exploratoria, como están registrados. Entre ellos la pérdida de cobertura vegetal, la compactación del suelo, la alteración del paisaje, la alteración de la calidad de las aguas superficiales, la pérdidas de nutrientes, el incremento de los procesos de erosión, así como la migración temporal de individuos de fauna y la contaminación de aguas subterráneas.