La Nación
Juan David Huertas Ramos
COLUMNISTAS OPINIÓN

“O bom senso”

“O bom senso”, publicado en 1776 en inglés bajo el título “Common sense”, es un ensayo de Thomas Paine, propio del estilo panfletario, en el mejor sentido de la expresión. Muy a su manera, las ideas que allí imperan sobre la libertad y la independencia de los Estados Unidos de América (EE. UU.) son simples, lo cual no les resta valor alguno, todo lo contrario.

Basta indicar que el texto se organiza en seis partes. La primera, presenta una reflexión alrededor del propósito del gobierno en general, con énfasis en la Constitución inglesa. La segunda está dedicada a los gobiernos monárquicos y a la impropia sucesión hereditaria. Las secciones tercera y cuarta proporcionan aproximaciones generales a la realidad americana del siglo XVIII. Posteriormente son presentados un apéndice en la quinta parte, y una carta abierta a los cuáqueros, en la sexta y última.

Pienso que las palabras de Paine hoy tienen significancia en sociedades donde imperan las tiranías, incluso en aquellas donde la democracia está en peligro. Por ello, resulta interesante compartir con los lectores algunos aspectos del texto más allá de un abordaje estructural, pues considero que los principios filosóficos del autor, quien fuese uno de los arquitectos de la doctrina y filosofía de los Derechos Humanos, resultan más valiosos que el detalle argumentativo contra la Corona Británica (Además que esta columna no se corresponde con el análisis histórico, ni mucho menos).

Ahora bien, para el ‘apóstol de la libertad’, como lo llamaría Leo Gurko, la sociedad es producto de nuestras necesidades, mientras que el gobierno responde a la maldad de los seres humanos. En términos generales, el gobierno es “un mal necesario”, aunque no se desconoce que algunos otros sean “males insoportables”.

Adicionalmente, Thomas Paine sostiene que la finalidad del gobierno es garantizar a los ciudadanos las condiciones de seguridad y libertad, “con los menores costos y los mayores beneficios” posibles. Para lo cual, a juicio del humanista nacido en Gran Bretaña, pero americano de convicción, deben regirse los asuntos nacionales por una carta magna cuya principia se expresa a través de la libertad plena de derechos, la propiedad privada y la libertad de culto y conciencia, principalmente. Entonces, el humanista deja entrever que el individuo podría encargarse de sus propios asuntos y los de su familia siempre que el Estado garantice, a través del gobierno, lo que justifica su existencia.

Por otro lado, Paine no duda en aclarar que cuando una sociedad deja de buscar la justicia, “los ladrones y asesinos escapan impunes”, lo que degrada la vida social.

Entonces, y a manera de conclusión me permito traer textualmente un aparte de la edición en portugués, esperando que éste avive el sentido democrático que nos debe unir a todas las personas de buen proceder: “(…) ¡todos aqueles que amam a humanidade, aqueles que têm coragem de se opor não apenas à tirania, mas também ao tirano, apresentem-se!”