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Intempestiva muerte de 8 militares en Vichada, tras un accidente aéreo.
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Ocho militares muertos: una tragedia que también llora el Huila

Dos familias huilenses y seis más de otras regiones del país, desde ayer lloran la intempestiva muerte de 8 militares en Vichada, tras un accidente aéreo. Lo paradójico es que todo ocurrió mientras ellos realizaban una misión humanitaria, para salvar una vida. Anoche, los cuerpos fueron trasladados a Bogotá, a donde llegarán todas las familias para reclamarlos. LA NACIÓN habló con las familias de Karel Daniela Rojas Núñez, oriunda de Garzón, y María Angélica González Ramírez, de Rivera.

Johan Eduardo Rojas López

Johan.rojas@lanacion.com.co

Ocho miembros de la Fuerza Aérea Colombiana murieron en un accidente aéreo en Vichada, mientras desarrollaban una misión humanitaria. La mitad eran hombres y la otra mitad mujeres, dos de ellas del Huila, específicamente de Garzón y Rivera.

Los hechos que se presentaron ayer enlutan al país. Hasta donde se conoce preliminarmente, la situación obedeció a posibles fallas técnicas o condiciones climáticas adversas, aunque una investigación se ha puesto en marcha para determinar con precisión lo ocurrido.

Incluso, el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, a través de sus redes sociales manifestó la cancelación de un vuelo que tenía programado para mañana, en aras de acompañar a las familias de los fallecidos y “seguir investigando personalmente” para determinar las causas del suceso. “Un abrazo de solidaridad a sus familias en medio de esta noticia que enluta al país”, indicó.

Un amanecer ‘gris’

El accidente se produjo durante la madrugada del domingo, cuando un helicóptero Huey II de la FAC, con matrícula FAC-4441, partió de la base aérea de Marandúa, ubicada en Vichada, con destino al resguardo indígena Santa Teresita, en la comunidad de Garabato, Cumaribo. Los militares se encontraban cumpliendo una misión aeromédica de emergencia, cuya finalidad era trasladar a un paciente en estado crítico que se encontraba en una zona de difícil acceso.

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“Lamentablemente, después de realizar las labores de seguimiento de la aeronave y su búsqueda, fue ubicada accidentada en esta zona. Inmediatamente se activó la comisión inspectora que se encuentra realizando la investigación correspondiente. Salvar vidas es una misión que cumplimos todos los días con tripulaciones y personal médico entrenado y preparado para llevar a cabo este tipo de operaciones, con misiones que asumimos con valor y compromiso”, dijo el general Luis Carlos Córdoba Avendaño, comandante de la Fuerza Aérea Colombiana.

Se comprometió, además, a brindar todo el apoyo necesario a los seres queridos de las víctimas y a trabajar de la mano con las autoridades competentes para realizar una investigación “exhaustiva” que permita esclarecer las causas de esta tragedia, que ha generado todo un manto de dudas.

Todo quedó en pedazos

Las imágenes captadas en el lugar del siniestro mostraban los restos esparcidos de la aeronave, que se había destruido completamente al impactar contra el suelo. En múltiples pedazos también quedó el corazón de las familias de los ocho fallecidos, que los lloran con impotencia, frustración y desasosiego.

Hoy, ellos lloran al capitán Julián Perilla, comandante de la operación; al subteniente Édgar Durán; y al técnico segundo Jhonattan Caro, quienes formaban parte del equipo de vuelo. También a la técnico tercero Liceth Duarte Barbosa y los técnicos cuarto Karel Rojas, Luis Montoya, Ana María Gutiérrez y María González Ramírez, quienes eran parte del personal de apoyo técnico y médico.“Estamos de luto. La investigación determinará las causas del accidente”, señaló por su parte el ministro de Defensa, Iván Velásquez.

En el accidente fallecieron las técnico cuarto Karel Daniela Rojas Núñez y María Angélica González Ramírez, oriundas del Huila.
En el accidente fallecieron las técnico cuarto Karel Daniela Rojas Núñez y María Angélica González Ramírez, oriundas del Huila.

Karel y María dieron sus vidas por salvar otros

Dos de los ocho fallecidos eran huilenses. Karel Daniela Rojas Núñez era oriunda de Garzón, mientras que María González Ramírez nació en Neiva, pero toda su vida la pasó en Rivera, Huila. Ambas, según testimonio de sus familiares, amaban sus raíces y los pueblos en los que crecieron.

LA NACIÓN se comunicó con María Camila Aza, cuñada de Karel Daniela, quien contó que la joven de 29 años era completamente dedicada a su trabajo y, como buena militar, se destacaba por ser estricta y disciplinada. Sin embargo, detrás de esa ‘rigidez’ se escondía una mujer alegre y amorosa con su familia. Su debilidad eran sus dos sobrinos, uno de los cuales comparte muchos rasgos físicos con ella.

Según relató, la intención de pertenecer a las Fuerzas Militares siempre estuvo presente, por eso tuvo las ‘botas’ puestas desde hace seis años. Esto, a pesar de que su padre, quien fue policía, también murió en acto de servicio por un hecho de violencia. “Ella publicó un mensaje como si presintiera que iba a morir, una cosa de no creer”, sostuvo su cuñada.

La primera en enterarse de la trágica noticia fue su madre, quien quedó impactada porque había hablado con Karel Daniela sobre las 3:36 de la madrugada, cuando ella precisamente iba saliendo a la misión humanitaria, por lo que el último mensaje nunca llegó. “Todos dicen que es mentira, nadie lo cree; ha sido difícil porque ya vivieron eso con lo que pasó con el papá y ahora se repite”, manifestó.

“Estamos despidiendo a una heroína”

Camilo Andrés Ramírez Artunduaga, hermano de María Angélica González Ramírez, con quien dialogó LA NACIÓN, en medio del dolor que lo embarga, contó que la joven de 29 años siempre se destacó por apaciguar las dificultades con su sonrisa y luchar incansablemente por sus ideales.

“Era una nieta, hermana, prima, sobrina e hija inigualable, que soñó con hacer parte de la Fuerza Aérea, impulsada por el amor familiar hacia está bandera que viene trascendiendo ya varios años. Esto es muy duro porque ella era la alegría de nuestra familia, era el pilar de todo”, dijo Camilo Andrés, quien expresó lo orgulloso que se sintió de su hermana desde que ella entró a la escuela un 19 de enero de 2018, luego de haber sido enfermera.

Hoy la recuerdan por su don de servicio y empatía, cualidades que no solo la describían, sino que la convertían en la heroína que ellos aplauden desde la tierra. “Decimos que estamos despidiendo a una heroína; ella se fue a un viaje muy largo, pero su legado perdurará. También la recordamos como una mujer luchadora y que no le quedaba grande nada”, precisó.