Otra vez, dinero fácil

Lo que está ocurriendo con el descalabro de la sociedad comisionista de acciones Interbolsa, Lo que está ocurriendo con el descalabro de la sociedad comisionista de acciones Interbolsa, pone de nuevo sobre el tapete nacional el afán del dinero fácil y el embrujo de las rentabilidades milagrosas, como ocurrió hace menos de cinco años con el fenómeno de las “pirámides” y la aparente debilidad institucional para prevenir este tipo de quiebras que afectan a miles de ciudadanos. Aunque se trata esta vez de un asunto de alto nivel económico, de transacciones en la Bolsa de Valores, de figuras sofisticadas de inversión y de un bajo número de inversionistas afectados, comparados con las decenas de miles de DMG y sus similares, sí aparecen elementos parecidos en cuanto al rápido crecimiento de una pequeña compañía intermediaria de acciones, con atractivas inversiones dentro y fuera del país y el uso presunto de mecanismos de fraude e información engañosa a los inversionistas. Interbolsa está hoy en el ojo del huracán, al igual que las instituciones de supervisión del Estado por su aparente inacción frente a las irregularidades de la misma, cuyas consecuencias abarcan más allá de los capitalistas afectados y se extienden al grueso del mercado accionario colombiano en términos de confianza, credibilidad y solidez. Como quedó en evidencia durante un debate en el Congreso, el descalabro de Interbolsa se salió del ámbito financiero, del negocio accionario, de las habilidosas movidas de corredores, de los supuestos líos entre sus socios por los negocios con Fabricato y del precio de su papel, y abrió su propio capítulo en el mundo político. Ya se discute si el Gobierno, con una tardía intervención a la comisionista por parte de los entes reguladores, debería asumir por lo menos la responsabilidad pública como supervisor. Y la larga mano de la Justicia Penal también se acerca, luego de que el fiscal general, Eduardo Montealegre, ha pedido en detalle la investigación que está adelantando la Superintendencia Financiera para encontrar a los posibles responsables penales de la caída de la firma comisionista de bolsa con mayor participación en el mercado de valores de Colombia, que tenía ya casi una tercera parte del mercado de acciones. La comisionista en desgracia, una especie de DMG de estrato 15, como la llamaron en el Congreso de la República, está obligando a replantear los mecanismos de control y supervisión estatal sobre un mercado que es básicamente especulativo, especie de ruleta y casino con jugadores arriesgados en mover la plata de otros, lo que eleva el nivel de peligro sobre esas inversiones y debe generar procedimientos estrictos, claros y contundentes de regulación de sus movimientos. También se deberán aclarar, para bien del Gobierno Nacional y de los mismos involucrados, el papel de altos funcionarios del gabinete con la comisionista. Lo que está en juego es el orden económico y social, la confianza en un negocio que puede hacer estremecer toda nuestra estabilidad institucional y afectar el bolsillo de todos los colombianos, aún si no tomamos parte directa en sus operaciones. Destacado “El descalabro de la sociedad comisionista de acciones Interbolsa, pone de nuevo sobre el tapete nacional el afán del dinero fácil y el embrujo de las rentabilidades milagrosas”. Editorialito El control excepcional ordenado por la Contraloría General por petición del Congreso para los hospitales de Neiva y Pitalito, debe ser una oportunidad para conocer las dificultades y la realidad contable. Pero debería ampliarse a los demás centros asistenciales con las mismas dificultades.