Desde el 10 de febrero del presente año, el señor Álvaro Ospina Barreiro, empezó a sentir fuertes quebrantos de salud. Una serie de malestares preocuparon a su familia. Los ojos se le desviaron y no podía hablar bien.
Su familia lo trasladó desde su finca en Gigante al hospital local, donde estuvo por dos horas, pero no fue atendido. Con el desespero de ver a su familiar en esas condiciones, lo llevaron hasta Garzón, a donde fue ingresado y diez horas después fue remitido a Neiva.
En la Clínica Medilaser de Neiva tuvo que pasar 24 horas en un pasillo, mientras tanto su situación se agravaba.
Su hija Carmenza Ospina contó que “cada minuto que se perdía, mi papá se iba agravando. No podía abrir los ojos, ni podía pasar saliva y se le paralizó el cuerpo. La lengua se le volvió una bola y se tapó su vía respiratoria, por lo que acudieron a reanimarlo y a entubarlo. Ahí salvaron su vida”.
Según cuenta, en la UCI empezó a recibir tratamiento y el diagnóstico terminó por confirmar lo que temían. La delicada situación del patriarca se debía al síndrome Guillain-Barré variante Miller Fisher.
El viacrucis
Carmenza aseguró que debido a las 48 horas que se perdieron para que su padre fuera atendido, la enfermedad dejó muchas secuelas e incluso daño neurológico y muscular.
Para ella después de eso empezó un verdadero calvario. “Empieza todo un proceso para autorizar exámenes, insumos, procedimientos, terapias de todo tipo, nos tocó con tutela, desacato de tutela. Las cosas venían funcionando, mi padre empezó a recuperar la movilidad y salió de la clínica a los dos meses”.
Ospina Barreiro, de 81 años, salió de la clínica con gastrostomía, traqueostomía y sonda vesical. Hace un mes cuando ingresó para retirarse la cánula de traqueostomía y practicarse un examen, encontraron una patología que se denomina estenosis traqueal, es decir, se le estrechó la traquea.
Su hija cuenta que han tenido que pasar un viacrucis esperando una respuesta de Medimás. “Duramos 15 días en Medilaser esperando que Medimás suministrara un equipo o un insumo para poder hacer el procedimiento en la clínica, que lo hace la cirujana de tórax. Después nos dijeron que no llegaron a ningún acuerdo económico para el equipo, entonces que van a remitir al paciente. Ha pasado un mes y no le han realizado el procedimiento”.
A la espera
Carmenza aseguró que Medilaser realizó el procedimiento para trasladarlo a la Clínica Uros, la cual tiene disponibilidad, pero el problema radica en que Medimás no tiene convenio con la clínica y por tanto la solución fue trasladarlo al Hospital San José o a Procardio en Bogotá, pero primero hay que esperar a que haya una cama.
“Estamos a la espera de qué sucede con mi papá. Le ha afectado su estancia en la clínica, ha adquirido una bacteria de neumonía y una en las vías urinarias. El pronóstico era positivo, él estaba mejorando. Seguimos esperando y no hay cama. Los médicos en Medilaser consideran que lo ideal por el estado delicado de mi padre es que el procedimiento se haga acá en Neiva, y se evite el traslado en ambulancia hasta Bogotá, exponiendo más su vida. Aquí no nos dan razón y en Bogotá no nos responden”, agregó.