Aún con las secuelas en su rostro del golpe en el Papamóvil ocasionado por un incidente en Cartagena, el Papa Francisco oró hoy nuevamente para que “todo colombiano pueda dar cada día el primer paso hacia el hermano y la hermana, y así construir juntos, día a día, la paz en el amor, en la justicia y en la verdad”.
Durante la habitual audiencia de los miércoles el Sumo Pontífice, quien realizó una visita pastoral entre el 6 y el 10 de septiembre a Colombia, recordó que el lema de su viaje fue “Demos el Primer Paso”.
“Es decir- continuó el Pontífice- realicemos el primer paso, referido al proceso de reconciliación que Colombia está viviendo para salir de medio siglo – de medio siglo – de conflictos internos, que ha sembrado sufrimiento y enemistad, causando tantas heridas, difíciles de cicatrizar. Pero con la ayuda de Dios el camino está ya iniciado”.
Afirmó que con su visita “he querido bendecir el esfuerzo de este pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia. El testimonio de este pueblo es una riqueza para toda la Iglesia”.
Puso de presente que si las fuertes raíces cristianas de los colombianos hacen “todavía más agudo el dolor por la tragedia de la guerra que lo ha desgarrado, al mismo tiempo constituye la garantía de la paz, el sólido fundamento de su reconstrucción, la linfa de su invencible esperanza”.
Destacó la jornada vivida en Villavicencio, dedicada a la reconciliación, y relató que “en la mañana se realizó la gran celebración eucarística, con la beatificación de los mártires Jesús Jaramillo Monsalve, Obispo, y Pedro María Ramírez Ramos, sacerdote; por la tarde, la especial Liturgia de Reconciliación, simbólicamente orientada hacia el Cristo de Bojayá, sin brazos y sin piernas, mutilado como su pueblo”.
Afirmó que la beatificación de esos dos mártires “ha recordado plásticamente que la paz se funda también, y sobre todo, en la sangre de tantos testigos del amor, de la verdad, de la justicia, y también de mártires verdaderos, asesinados por la fe, como los dos apenas citados”.
El Papa Francisco resaltó los testimonios de las víctimas y señaló que “han hablado en nombre de tantos y tantos que, a partir de sus heridas, con la gracia de Cristo han salido de sí mismos y se han abierto al encuentro, al perdón, a la reconciliación”.
Así mismo, el máximo jerarca del catolicismo aseveró que el deseo de vida y de paz “rebosa del corazón de esta Nación: lo he podido ver en los ojos de los miles y miles de niños, jóvenes y muchachos que han llenado la Plaza de Bogotá y que he encontrado por todas partes; esa fuerza de vida que también la naturaleza misma proclama con su exuberancia y su biodiversidad”.
También se refirió a los Hogares de Medellín, “donde los niños y los jóvenes heridos por la vida pueden encontrar una nueva familia donde son amados, acogidos, protegidos y acompañados”.
Dijo que en Cartagena la visita giró en torno de la promoción de la persona humana y sus derechos fundamentales.
Explicó, por último, que tanto San Pedro Claver como Santa María Bernarda Buttler “han dado la vida por los más pobres y marginados, y así han mostrado la vía de la verdadera revolución, aquella evangélica, no ideológica, que libera verdaderamente a las personas y las sociedades de las esclavitudes de ayer y, lamentablemente, también de hoy”.