El Papa Benedicto XVI celebrará el 50º aniversario del Concilio Vaticano II CIUDAD DEL VATICANO (AFP) – El Papa Benedicto XVI celebrará el 50º aniversario del Concilio Vaticano II, una ruptura histórica en la historia de dos mil años de cristianismo, y tratará de dar un nuevo impulso a la iglesia con el lanzamiento del Año de la Fe. El 21º Concilio de la historia abrió una institución inmóvil a las realidades del mundo y permitió un “aggiornamento” (“modernización”) sin precedentes de la Iglesia, según el término elegido por la persona que lo convocó, el “Papa Bueno” Juan XXIII, ahora beato (paso previo a la santidad). Dirigido por Juan XXIII y después por Pablo VI, el Concilio trajo consigo varios cambios considerados unánimemente como históricos, entre ellos la misa en lenguas vernáculas, la libertad religiosa, la colaboración con otros credos cristianos o el respeto absoluto de otras religiones, en primer lugar del judaísmo, con el objetivo de poner fin a la “enseñanza del desprecio”. Cincuenta años después de la apertura de este gran encuentro que reunió a 2.251 Obispos en Roma, hoy la Iglesia está en crisis: desafecto masivo, dificultades en la transmisión del mensaje evangélico, aparición de antiguos y nuevos escándalos (corrupción, pedofilia), crisis vocacional. Las corrientes conservadoras de la Iglesia atribuyen esta hemorragia a una mala interpretación del Concilio. Para ellos, se dejó de hablar de Dios en el catecismo y la religión ya no es correctamente enseñada. De la misma manera, la libertad religiosa y el diálogo con otras religiones indignan a los tradicionalistas “lefebvristas”, que hoy están en negociaciones para reconciliarse con Roma. Al otro extremo, de Austria a Estados Unidos, clérigos progresistas formados posteriormente al Concilio acusan a Roma de haber dado marcha atrás, al rechazar diversas reformas conformes a los cambios sociales, como el matrimonio de los sacerdotes o la ordenación sacerdotal de las mujeres. Regreso al origen “Vaticano II sigue siendo la única base sobre el cual la Iglesia puede establecer su relación con la sociedad contemporánea. Pero sus innovaciones y el turbulento período postconcilio asustó a los círculos más conservadores. Bajo Juan Pablo II, inició una fase en la cual Roma quiso establecer límites al movimiento de reforma”, explica el vaticanista Marco Politi. Para Joseph Ratzinger, el Concilio tuvo numerosas desviaciones y no dio todos sus frutos, pero sigue siendo para la Iglesia el principal acontecimiento de las últimas décadas. Con motivo del 50º aniversario, el Papa convocó dos eventos: un sínodo de obispos sobre la “nueva evangelización”, que se abrirá el domingo, y la proclamación de un “Año de la Fe”. Benedicto XVI insistió en la “continuidad” de la Iglesia postconcilio con la tradición: la liturgia no puede ser modificada “únicamente por la comunidad o los expertos, sino que debe ser fiel a las formas de la Iglesia universal”, que “posee su historia, una rica tradición y creatividad”, declaró. Vaticano II destacó “la supremacía absoluta de Dios”, afirmó el Papa en una catequesis anterior. En los años 70-80 era común oponer una visión “horizontal” de la religión, poniendo énfasis en la justicia social, y una visión “vertical”, centrándose en la adoración de Dios y los sacramentos. Para Benedicto XVI, los dos son inseparables. El Papa habla de purificación, de regreso al origen, y critica una Iglesia demasiado partidista, burocrática y vinculada al poder. La idea de que cualquier persona puede tomar la iniciativa de las reformas, y que la ley de la mayoría deba prevalecer como en una democracia, es duramente criticada por el círculo conservador del Papa. Pero otros, al contrario, consideran que la Iglesia no avanza acorde a su época. “La Iglesia tiene miedo”, afirmaba el cardinal progresista Carlo María Martini, en una entrevista publicada tras su muerte a finales de agosto. Al punto que algunos católicos piden… un “Vaticano III”.