Es una gran noticia que el país, y una región en particular, cuenten con un nuevo parque natural como acaba de ocurrir con la declaratoria de Parque Natural Regional Páramo de Santurbán en el departamento de Santander, en una decisión adoptada por el Ministerio de Ambiente con el concepto altamente calificado del Instituto Alexander Von Humboldt, aumentando de 10.890 a 11.700 las hectáreas que se protegerán de cualquier modificación, especialmente la relacionada con proyectos mineros que ya se planean sobre esa área. Es una gran noticia que el país, y una región en particular, cuenten con un nuevo parque natural como acaba de ocurrir con la declaratoria de Parque Natural Regional Páramo de Santurbán en el departamento de Santander, en una decisión adoptada por el Ministerio de Ambiente con el concepto altamente calificado del Instituto Alexander Von Humboldt, aumentando de 10.890 a 11.700 las hectáreas que se protegerán de cualquier modificación, especialmente la relacionada con proyectos mineros que ya se planean sobre esa área. La declaratoria es en buena parte resultado de la ingente tarea adelantada por diversos sectores ambientales, sociales y gubernamentales de Santander, que se unieron en una sola voz para proteger a una zona que, entre otras cosas, es la reserva de agua de la ciudad de Bucaramanga y municipios aledaños. Un nuevo parque natural es, en todos los casos, una muy buena noticia para el país, por las enormes implicaciones que tiene sobre el futuro inmediato de todas las poblaciones que están en su zona de impacto y en general para cualquier sociedad humana. Un parque natural, en el caso colombiano y con sus alcances legales en consonancia con los estándares internacionales, es la vigencia práctica de que la humanidad privilegia sus recursos naturales, de alcance general, sobre los intereses económicos temporales y particulares, y en este asunto de Santurbán lo que hubo fue un verdadero pulso entre gigantes multinacionales ávidas de la búsqueda de oro y otros minerales, y una comunidad santandereana consciente de la relevancia de una zona de reserva para la supervivencia misma. Un elocuente ejemplo de capacidad colectiva, de unidad regional en torno a propósitos serios, de cultura de protección de la naturaleza y de prevalencia de la vida sobre el simple dinero. Santurbán, como Miraflores en el Huila, debe ser considerado un hito en las luchas conservacionistas nacionales e internacionales, pues se trata de confrontar las necesidades de inversión y recursos económicos a gran escala con la idea de mantener fuera de toda agresión enormes áreas que, por sus características y valores, constituyen el sustento de la vida misma por que concentran allí las fuentes de agua, la flora y la fauna. Colombia tiene el gran privilegio de contar con un Sistema de Parques Nacionales Naturales (SPNN), que cuenta con 57 parques naturales, con una extensión de unas 12 millones y media de hectáreas, es decir más de seis veces el tamaño del Huila, y que suponen más de un 11,04% del territorio continental colombiano. Allí se hizo un esfuerzo de concertación, de unanimidad, con los municipios, las regiones y la Nación, dando ejemplo de cómo generar consensos en torno a propósitos nacionales y regionales. Y un dato importante: con Santurbán se definirá partir de qué altura sobre el nivel del mar se determina la línea de páramo, la cual a su vez servirá de base para aplicar en los 32 complejos de páramo con que cuenta Colombia y que suman más de un millón de hectáreas. Y eso incluye a nuestro Miraflores. Un nuevo parque natural es, en todos los casos, una muy buena noticia para el país, por las enormes implicaciones que tiene sobre el futuro inmediato de todas las poblaciones que están en su zona de impacto y en general para cualquier sociedad humana.