FERNANDO POLO/LN
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La muerte de un soldado activo y de un joven pandillero el jueves anterior en Campoalegre dejó al descubierto nuevamente el gran problema de guerra de pandillas que vive este municipio.
Rusbel Esneider Osorio y Yefersón Pedraza, las dos víctimas de las balas de los sicarios estaban en una esquina del barrio San Carlos cuando fueron sorprendidos por dos sujetos que se movilizaban en una moto y sin mediar palabra les dispararon.
Según los familiares de Yefersón Pedraza al joven lo asesinaron equivocadamente, era soldado regular, se encontraba de licencia y el cinco de noviembre terminaba la milicia.
Según los vecinos del sector hasta donde llegó LA NACIÓN para dialogar con la comunidad, al joven no se le conocía que perteneciera a ninguna pandilla.
“Yefersón era un muchacho que no se metía con nadie, los vecinos que lo conocen saben que era una buena persona, sinceramente no sé porque me lo mataron. Él estaba pagando servicio y se veía muy contento porque ya el cinco de noviembre salía, estaba en una licencia precisamente porque ya iba a terminar de pagar el servicio militar”, expresó Lili Ramírez, la madre del soldado asesinado.
SILENCIO TOTAL
Los asesinatos en Campoalegre tienen en común que la mayoría de las víctimas son del sector de la invasión, en donde todo el mundo guarda silencio, a pesar que los muertos son personas conocidas nadie dice nada, así ocurrió el jueves anterior en el barrio San Carlos, la balacera fue a las 11:30 de la mañana, a plena luz del día pero supuestamente nadie vio nada, ni siquiera los familiares de las víctimas.
Por las polvorientas calles de San Carlos se murmuran en voz baja los alias de los supuestos asesinos, pero nadie se atreve a alzar la voz, so pena de correr la misma suerte de los pandilleros.
Los más osados se atreven a decir que es una guerra por el territorio para conservar la venta de alucinógenos, pero la hipótesis pierde credibilidad cuando se dan cuenta que los muertos más que vendedores de sustancias psicoactivas eran consumidores.
La gente de los barrios San Carlos, Las Mercedes, Acrópolis y el sector de la 19, todos cercanos a la invasión no entienden lo que está pasando, solo se encierran en sus humildes casas para no ser testigos de los continuos robos y atracos que se presentan en el sector o en el peor de los casos ser víctima de las balaceras que se forman a cualquier hora del día.
“Uno aquí tiene que vivir encerrado a toda hora por tanta delincuencia, casa que se descuida en un momento la desocupan. Apenas vemos personas extrañas de una vez nos encerramos porque a la fija al ratico se escuchan los disparos y si uno dice alguna cosa enseguida se la montan”, aseguró Jairo Morales, habitante de San Carlos.
SECRETO A VOCES
Pero paradójicamente mientras en San Carlos los habitantes se encierran para no ser testigos de lo que sucede y evitarse problemas, en otros sectores saben quiénes son los delincuentes, los sitios que frecuentan, ya hasta predicen quien será la siguiente víctima de acuerdo al desarrollo de los últimos acontecimientos.
“La comunidad de Campoalegre está muy preocupada por la situación que se está presentando, para nadie es un secreto que los hechos de sicariato son retaliaciones entre pandillas, pero la preocupación más grande es que tenemos entendido que la Policía los tiene identificados porque por comunicados de prensa que han sacado reflejan que esa situación se presenta entre las mismas pandillas. Se sabe quiénes son pero extrañamente no se ve el actuar de las autoridades”, expresó un comerciante de Campoalegre que pidió reserva de su identidad por obvias razones.
Agregó que ya es hora que el Alcalde y la Policía emprenda otras acciones para poner fin a esta situación. “Nada sacan haciendo consejos de seguridad cada ocho días donde las decisiones que toman son justamente para justificar la inoperancia de las autoridades y atacar a la población civil que no está involucrada en este conflicto. Es increíble que al 19 del mes de octubre ya se presenten cuatro asesinatos y todavía no hay ninguna captura de los responsables”, aseguró el comerciante.
“Ya se sabe –continuó- que todos los rumores apuntan a que en el barrio Acrópolis hay una persona que se encarga de alquilar las armas, los trabajos de inteligencia que ha hecho la Policía deben saber de este tema”, subrayó.
Resaltó que Campoalegre se está estigmatizando como un pueblo de los más inseguros del país, justamente cuando por un resquicio empezaba a entrar una luz de esperanza debido a la firma de los acuerdos de paz.
LA POLICÍA
La Policía aumentó sus hombres en Campoalegre, hay un grupo Cobra motorizado que recorre continuamente las calles del pueblo, en el parque, el comercio y en general en toda la localidad se nota la presencia de la Policía, ayer estaban patrullando en el sector del barrio San Carlos.
Los operativos son constantes, el último fue el fin de semana anterior, pero no se conoció de aprensiones ni decomiso de armas.
“Si ha llegado personal de apoyo, se aumentó el pie de fuerza de la Policía pero la situación del sicariato sigue, además en Campoalegre se sabe que hay ladrones pero no bandas organizadas, los ladrones los cogen y salen al otro día, pero el problema grave aquí es el sicariato, en eso no se ven resultados y por eso es que la comunidad está pidiendo que llegue el Ejército para que le haga frente a esta situación”, concluyó el comerciante.