Cuestionable la voluntad de paz de todos los actores armados del momento, en un ramillete criminal plagado de nombres, disidencias, residuales, Estado Mayor Central, segunda Marquetalia, ELN, COCE, DINAL AGC, los pachenca y cuánta trampa y emporio del crimen que encierra violencia, desigualdad, impunidad y obviamente el componente común en todos ellos, las finanzas ilícitas.
El hampa, en su máxima expresión, se disputa el control del narcotráfico como una de las principales fuentes de financiación. En algunas zonas estos grupos armados hacen presencia simultánea y en otras hacen alianzas para consolidar hegemonías, y en todos los casos impactan los derechos humanos de la población civil, atrapada en medio de su accionar.
Además, desafían no solo al gobierno nacional, sino a la totalidad del pueblo colombiano. Atentados con carros bomba dirigidos a la Fuerza Pública, sicariato a los mismos, atentados con explosivos a tropas en erradicación manual de cultivos ilícitos, ataques con drones al estilo Ucrania y Rusia, atentados terroristas con explosivos en contra de la sociedad civil, presionando el pago de cuotas extorsivas en nuestra capital del río Magdalena (Neiva), las cifras del secuestro al alza a nivel nacional entre otros delitos de alto impacto cometidos por estos grupos alzados en armas.
La economía criminal les da a estos grupos el músculo suficiente para actualizar su armamento, adquirir tecnología y adaptar nuevos modos de delinquir, como forma de presión al Gobierno Nacional, con varios agravantes más que limitan el accionar de la Fuerza Pública en el desarrollo de operaciones ofensivas como: el “cese al fuego bilateral”, el desmantelamiento de las capacidades de inteligencia, pérdida del poder aéreo, el recorte presupuestal, y para completar la inseguridad jurídica para las Fuerzas Militares y Policía Nacional a la hora de enfrentar la amenaza.
Se abrió una nueva negociación con la Segunda Marquetalia, grupo que ha mostrado sus tentáculos a nivel nacional con la capacidad de expandir su poderío criminal apalancada del cese al fuego y de sus abruptas rentas por cuenta de la cadena del narcotráfico representada en cada jugoso eslabón, esperemos a ver qué grandes concesiones se le van a otorgar a esta facción criminal, desconociendo todos sus antecedentes y que “entrampamiento” jurídico se hace en la JEP, para formalizar de nuevo estas negociaciones, en razón a que sus cabecillas principales ya participaron de un proceso de paz que al final abandonaron.
Para concluir y leer, entre líneas, el desasosiego que se siente por las declaraciones del alto comisionado de paz Otty Patiño, en las cuales se excusa con el rufián alias Iván Márquez por la muerte en operaciones ofensivas de integrantes de su grupo terrorista en Nariño. Pregunto yo, ¿en manos de quién quedamos? ¿Paz total o engaño garrafal? ¡Palabra de espartano!