La Nación
COLUMNISTAS

Paz y plebiscito

Contenidos y alcances previsibles de los acuerdos de La Habana, si el Régimen cumple, permiten construir condiciones para alcanzar armonía socioeconómica, en colombiana.
Las causas del conflicto socioeconómico y político no obedecen a mala suerte. Es consecuencia de decisiones mezquinas e irresponsables de quienes ejercen el poder y del círculo socioeconómico que  lo ha usufructuado.
Lo explotan con la ley del embudo. Todo para unos pocos y muy poco para las mayorías. Desmontar este entramado de privilegios no resultará fácil. No es fácil que acepten  reducir sus ventajas y privilegios.
La paz no se decreta, ni surge espontanea por firmar unos acuerdos. La paz se construye. Los acuerdos entre gobierno y Frac,  deben servir de marco político-social y metodológico, para definir y desarrollar cambios de fondo, que aseguren condiciones para superar las causas que originaron el conflicto.
Sin superar y revocar, con hechos ciertos, las causas del conflicto, es imposible construir y disfrutar  condiciones de paz ciudadana.
La  negociación precisa acordar acciones, que al hacerlas efectivas en la práctica, afectan poderosos intereses, económicos y políticos de las élites y usufructuarios del poder político y económico.
El desarrollo, cumplimiento y consolidación de cada uno de los puntos de los acuerdos, demanda, tiempo, voluntad política, recursos económicos y responsabilidad social.
Los  enemigos declarados, solapados y encubiertos de las negociaciones del acuerdo, harán cuanto consideren procedente, para sabotear y hacer fracasar programas y acuerdos.
La extrema derecha terrateniente, financiera, militarista, politiquera, venal y burocrática, desarrollará todo tipo de estrategias, incluidas las más perversas y criminales, para dar al traste con la construcción de condiciones materiales, económicas y sociales, que hagan posible, en el largo plazo, condiciones integrales de paz.
Es por eso, la necesidad de blindar los acuerdos, jurídica y políticamente, para evitar el chantaje y desmonte, a que lo pueden someter futuros gobiernos, de la extrema derecha.
La extrema derecha es la mayor amenaza contra el desarrollo equitativo de las naciones.
Las guerrillas no pueden confiar a ciegas, en la predicada decisión transparente del régimen.
El genocidio ejecutado contra la Unión Patriótica, no deja dudas. El dominio y compromisos mezquinos del poder, es capaz de todo tipo de acción criminal, para proteger sus intereses.
La extrema derecha está liderada, por quien en su gobierno proclamó   que el fin justifica los medios. Voten antes de que los tomen presos.
El mismo que defendió el Estado de Opinión. Claro la opinión de sus áulicos. Y es el gestor de la Resistencia Civil, contra los acuerdos de La Habana y la paz. Luego no hay duda. El peligro acecha.
Circulan criterios sobre el blindaje jurídico-político de los acuerdos. El único blindaje, inequívoco, es el que puede hacer el constituyente primario. El Pueblo, con su herramienta constitucional, el Plebiscito.
El gobierno debe asumir la tarea de socializar el contenido integral, de todo  lo Acuerdo en La Habana. Todo ciudadano debe entender el contenido y alcance de todo lo acordado. Y de esa manera, puede luego exigir el cumplimiento estricto de todo lo acordado. De parte del Estado-Gobierno y del Régimen. Si se desarrolla todo lo contenido de lo acuerdo, las cosas tienen que cambiar en Colombia. El contenido de esos acuerdos, convertidos en hachos ciertos, pueden permitir cambiar la tiranía que los gobernantes han ejercido, desde hace más de doscientos años, contra las mayorías nacionales.