Los gobiernos de Venezuela y Ecuador, con verdaderos tintes de censura, han arremetido contra la Relatoría de la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) para disminuir su rol proactivo y crítico ante el constante avasallamiento de las libertades ciudadanas. Los gobiernos de Venezuela y Ecuador, con verdaderos tintes de censura, han arremetido contra la Relatoría de la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) para disminuir su rol proactivo y crítico ante el constante avasallamiento de las libertades ciudadanas. No es discusión de poco alcance. La Relatoría es un organismo que analiza las denuncias recibidas en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos referidas a posibles violaciones a la libertad de expresión y efectúa sus recomendaciones con respecto a la apertura de casos individuales. Asimismo, hace seguimiento del estado de los casos abiertos en la Comisión referidos a violaciones a la libertad de expresión. La Relatoría juega, en síntesis, un papel clave en la salvaguarda de dos de los más sagrados derechos de los ciudadanos: las libertades de opinión y de acceso a la información. Lo que está pasando ahora es que los señores Chávez y Correa, en el afán de mantener el control de sus gobiernos, han propiciado que se le corten las alas al organismo al reducir su presupuesto y limitar el alcance de sus informes y recomendaciones. Las acciones de Chávez y Correa son apenas muestras de la continuación de los sucesivos ataques de los dos mandatarios en contra de todo lo que signifique oposición y posturas críticas contra sus gobiernos, y de fondo el mantenimiento inalterable de sus poderes ya casi dictatoriales. Un elemento central de los ataques a la Relatoría es la creación del llamado “código de conducta” para incrementar el control estatal de la gestión de las distintas relatorías. Sin duda, uno de los ámbitos que más gozamos en las democracias es la libertad de expresar lo que se recupera desde la realidad. Incrementar el control sobre la relatoría de la libertad de expresión podría limitar su derecho de decir y lastimaría a la región, como lo han expresado ya decenas de organizaciones de periodistas y defensores de Derechos Humanos por todo el mundo ante la arremetida veneco-ecuatoriana. El organismo de la OEA ha impulsado, entre otros, los procesos de despenalización de la calumnia y la injuria en toda la región y especialmente del delito de desacato, que otorga especial protección a la reputación de los funcionarios públicos, ha promovido procesos de lucha contra la impunidad con relación a los crímenes contra periodistas, ha hecho visibles los mecanismos indirectos de censura a nivel regional, como por ejemplo la asignación arbitraria de la publicidad oficial o de las licencias de radio y televisión, entre otros. La comunidad latinoamericana ya está uniendo esfuerzos contra esta mordaza que pretenden extender los señores Chávez y Correa, aupados por supuesto por los hermanos Castro y el boliviano Evo Morales. Se ciernen vientos de peligro sobre la libertad esencial de opinar. “Incrementar el control sobre la relatoría de la libertad de expresión podría limitar su derecho de decir y lastimaría a la región”. Editorialito El colapso del puente sobre el río Guachicos, clave en la interconexión del sur del Huila, agrava el panorama vial de la región. La destrucción del puente requiere una urgente intervención de las autoridades. No basta restringir el tránsito. Hay que persistir en la reconstrucción.