Hace unos días, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, llamó la atención al anunciar la posibilidad de crear un proyecto de ley que otorgaría la tan anhelada “Green Card” a los egresados extranjeros de programas de posgrado de universidades estadounidenses. Es decir, se les concedería el estatus legal para quedarse en ese país y trabajar, en lugar de regresar a sus países de origen.
Sería una excelente noticia para muchos que sueñan con mejores condiciones de vida y reconocimiento a su labor, pero representaría una gran pérdida para países como el nuestro, que hoy más que nunca necesita avanzar en el conocimiento y el desarrollo.
Para Colombia, es una pérdida significativa la emigración de miles de jóvenes que anualmente buscan mejores oportunidades en países desarrollados y que, en muchos casos, nunca regresan. Esa fuerza humana es crucial para lograr el anhelo de un mejor futuro como nación.
Por eso, resulta esencial implementar programas de retorno para aquellos jóvenes, muchos de ellos graduados en las mejores universidades del mundo. Estos programas serían especialmente importantes en un contexto en el que debemos fortalecer nuestra educación de pregrado y posgrado, generar conocimiento e impulsar nuestras universidades para que se ubiquen, al menos, entre las cien mejores del mundo. Además, debemos avanzar con el sector privado en la transformación de nuestra economía.
El desarrollo de nuestro país y la superación de la pobreza dependen de un crecimiento sostenido en los próximos años. Para lograrlo, es fundamental mejorar en ciencia, tecnología e innovación, y eso solo será posible con personal altamente calificado y un apoyo decidido por parte del Gobierno.
Es lamentable ver cómo perdemos a gran parte de nuestros talentos y a una fuerza laboral altamente calificada. Colombia resulta poco atractiva para muchos de ellos. De ahí la importancia de desarrollar programas de retorno que garanticen buenas condiciones de vida, reconozcan su esfuerzo y dedicación, y ofrezcan el aporte económico necesario para hacer del regreso una opción atractiva. En este sentido, tanto el sector privado como el Gobierno pueden marcar la diferencia.
Nunca será tarde para empezar. Lanzar convocatorias que ofrezcan buenas garantías para esos profesionales podría ser un paso clave para sacar rápidamente a nuestro país del atraso y el subdesarrollo en los que aún nos encontramos. Lo que se necesita es voluntad y un propósito claro como nación.