No había lugar en el municipio de Aipe, en el que Jesús Sánchez Montes se encontrara a su exesposa Daniela del Pilar Medina Rubiano, y la insultara. El hombre fue condenado a seis años de prisión. “Se encuentra demostrado la existencia de un contexto de discriminación, dominación o subyugación”, dijo el juez.
Rafael Rodríguez C.
Un patrón de maltrato de manera sistemática, de discriminación y dominación, fue el que desarrolló durante varios meses Jesús Sánchez Montes, en contra de su exesposa Daniela del Pilar Medina Rubiano, en el municipio de Aipe.
Así lo calificó el Felipe Andrés Salazar Gaitán, juez Único Promiscuo Municipal de Aipe, al condenar al hombre a la pena se seis años de prisión al encontrarlo responsable del delito de violencia intrafamiliar agravada.
“Se presentó en un escenario de desprecio y subyugación hacía su compañera permanente, precedido de un ideario de dominación de aquel sobre ésta, las acciones violentas partieron del imaginario del agresor de entender que la mujer es un haber susceptible de posesión y que, por la misma razón, podía ejercer sobre su excompañera sentimental actos de control de su comportamiento en su diario vivir…”, dijo el operador judicial.
Y es que Fiscalía 16 Local de Aipe y Villavieja, demostró en el juicio oral contra Sánchez Montes, de 45 años de edad, que Daniela Del Pilar ha sido maltratada de forma continua por su expareja Sánchez Montes, desde hace más de dos años y medio, cuando se separaron.
“Por el hecho de ser mujer, la ha sometido a constantes agresiones físicas y verbales, humillaciones, amenazas, insultos y actos de menosprecio en su contra”, dijo el fiscal en la acusación contra el hombre.
Las agresiones
Según la denuncia, Daniela y Jesús estuvieron casados durante seis años, pero en el último año de convivencia, el hombre inició una serie de maltratos físicos y verbales que llevaron a la mujer a separarse.
“Es claro el testimonio de Daniela del Pilar Medina Rubiano, víctima, quien narró de manera detallada la relación que sostuvo con Jesús Sánchez Montes, durante el último año de convivencia se presentaron problemas e infidelidades y por eso se separaron”, dijo el fiscal en la acusación contra Sánchez Montes.
Señaló que cuando el hombre se fue de la casa, tras la separación, empezaron los problemas. “Cuando él estaba bajo los efectos del alcohol la agredía física y verbalmente donde se la encontraba, la perseguía, llegaba a su casa y la maltrataba verbalmente”.
Una de esas agresiones ocurrió el tres de diciembre de 2018, en la Capital Petrolera del Huila, la agarró del cabello y la bajó de la moto en la que se movilizaba con una amiga, posteriormente la siguió insultando mientras continuaba halándole el cabello, además le dañó el vestido que llevaba puesto”, relató el fiscal en la audiencia de acusación contra Sánchez Montes.
Otro de los maltratos se registró el siete de marzo de 2021, cuando Daniela Del Pilar llegó a un establecimiento comercial con una amiga, allí se encontraba Jesús, quien empezó a agredirla verbalmente, insultándola y humillándola.
La mujer y su amiga se fueron de inmediato para la casa, hasta donde llegó minutos después el hombre y volvió a los insultos e intimidaciones contra su exesposa. “cuando se encontraba al interior de su vivienda, llegó Jesús Sánchez Montes a insultarla y a amenazarla de muerte, al ver que ella no salía ni le abría, empezó a darle patadas a la puerta hasta que procedieron a llamar a la Policía y por esta razón se fue de la casa”, recordó el fiscal.
No fue probada la agresión física: defensa
Pese a las pruebas y declaraciones de testigos, el abogado defensor de Jesús Sánchez Montes, señaló fueron insuficientes. “Le consta el hecho del 7 de marzo de 2021 y le consta unos supuestos hechos donde según ella la verbalización de unas palabras, también dijo que la trataba mal, pero no pudo ubicar en tiempo y espacio…”, dijo el abogado en la audiencia de juicio oral.
Agregó que la víctima dijo que muchas personas fueron testigo de las agresiones verbales, que en repetidas ocasiones Jesús le propinaba insultos, “pero que no fueron probados que la agrediera físicamente, sobre esto se dan muchos interrogantes, cuales otras agresiones si fueron muchas personas por qué no refirió sobre ellas…”.
Sostuvo que existe una duda de valoración física y sicológica a la víctima que” puede determinar la lesión sufrida cómo la podemos identificar que fue cerciorada a nivel sicológico o física, brilla por su ausencia…”
Señaló que la víctima no pudo establecer cuales sucesos, en qué circunstancias, ni qué lesión física o sicológica sufrió para el bien jurídico de la unidad familiar “no de la integridad personal como lo ha desarrollado la Fiscalía sino que ese bien jurídico de la unidad familiar se ha vulnerado”.
“Opresión frente a la mujer…”
El juez al igual que el fiscal señaló que las agresiones ejecutadas en contra de Daniela del Pilar Medina Rubiano, se presentaron en un contexto de violencia de género. “Ha sido maltratada de forma continua por su expareja Jesús Sánchez Montes desde que se separaron hace más de dos años y medio, quien, por el hecho de ser mujer, la ha sometido a constantes agresiones físicas y verbales, humillaciones, amenazas, insultos y actos de menosprecio en su contra”, indicó el togado.
Sostuvo que ese patrón sistemático de agresiones físicas y verbales, humillaciones, amenazas, insultos y actos de menosprecio, quedaron demostradas por las declaraciones de los testigos. “Agresiones que acreditan unas condiciones especiales de poder y opresión frente a la mujer, de dominación, de creer que es de su propiedad, que no puede estar con nadie más, ni iniciar una nueva relación de pareja con otra persona”.
Precisó el juez que los elementos materiales probatorios indican, de manera objetiva, la sujeción a un patrón de conducta de maltrato realizado de manera sistemática. “No fueron unos hechos aislados u ocasionales, sino que se trató de la manifestación de un modelo de conducta ejecutada de manera sistemática en contra de Daniela del Pilar Medina Rubiano, con lo que claramente se encuentra demostrado la existencia de un contexto de discriminación, dominación o subyugación de su expareja por parte del procesado”.
Para el operador judicial las agresiones se presentaron en un escenario de desprecio y ‘esclavitud’ hacía su compañera permanente, precedido de una teoría de dominación de él sobre ella. “Las acciones violentas partieron del imaginario del agresor de entender que la mujer es un haber susceptible de posesión y que, por la misma razón, podía ejercer sobre su excompañera sentimental actos de control de su comportamiento en su diario vivir, lo que, en ese cuestionable entendimiento lo llevó a desaprobar su conducta en el marco de una pauta cultural de sometimiento de ella por parte del hombre…”.
Aseguró el juez que todas las agresiones contra Daniela Del Pilar dan cuenta que el acusado degradó a su expareja, al tratarla con palabras soeces y con violencia. “La humilló frente a los amigos, la amenazó poniendo en riesgo su vida e integridad personal, incluso la de sus amigos, la perseguía, la denigraba, la asechaba, la asediaba”.
Y es que los maltratos físicos y psicológicos que ejerció Jesús contra Daniela Del Pilar quedaron demostrados con las declaraciones de los testigos. “ Refieren (los testimonios) que donde se la encontraba le decía perra, malparida, hijueputa, la veía con una mujer y le decía lesbiana, la veía con un amigo y lo amenazaba a él, la perseguía, se le atravesaba por el camino donde ella iba”.
