En varias ocasiones se ha padecido frustración dado el fracaso del gobernante que prometió cambios estructurales y logró alta votación; recordemos dos casos: López Michelsen siendo candidato del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal) fue invitado al Banquete del Millón por García Herreros, pero expresó que no asistiría porque no era la forma de solucionar problemas del pueblo, pero como presidente asistió puntualmente, fue oportunista pues volvió al partido liberal tradicional. Lucho Garzón crítico del establecimiento, proveniente de organizaciones obreras, logró la alcaldía capitalina, pero nada de nada, terminó levantando el brazo a Uribe Vélez.
Independientemente del cuestionado legado neoliberal, de las castas privilegiadas que se resisten y sabotean el cambio, y del estilo pendenciero de Petro, pero reconociendo sus buenos deseos para el logro de la paz, en asuntos del medio ambiente, acciones de reforma agraria, búsqueda de desaparecidos y otros aspectos poco notorios, la gran frustración es la inexistencia de cambios sustanciales que lo diferencien de gobiernos anteriores, especialmente en aspectos políticos y socio-económicos. Continuaremos con un Congreso repudiado por el pueblo por corrupto, ineficiente, impune, abusivo, costoso y derrochador. La reforma pensional si bien elimina subsidios a la clase alta, está contaminada por el asistencialismo; en salud deben desaparecer las EPS, pues el gasto burocrático en directivos es gigantesco, recordemos a Palacino que devengaba $190 millones mensuales hace 15 años, además no existe un plan para formar especialistas y democratizar este servicio; lo laboral prioriza al sector trabajador privilegiado (sindicalizados y empleo formal) y constituye afrenta al sector más vulnerable (desempleados-informales) que bordean el 80% de la fuerza de trabajo y algo insólito, nada se ha hecho para eliminar la tortuosa y odiosa discriminación entre trabajadores estatales (normal en el sector privado), cerca de un millón tienen estabilidad y condiciones favorables frente a un número similar, semi-formales, que tienen contraticos de pocos meses.
Otros aspectos como el oprobioso régimen carcelario dado el hacinamiento y tortura padecido por jóvenes en su mayoría pobres, seguirán igual.
Petro no cambiará la estrategia política y socio-económica; la sensación es que la izquierda es igual o peor que la derecha; lamentable que la llamada izquierda haya dilapidado esta oportunidad después de décadas de tortuosa lucha, además cualquier movimiento futuro que prometa cambios sustanciales va a estar afectado por el estigma petrista. Será que Petro es socialista o de izquierda?, pues NO, muchos desconocen los principios del socialismo, sobre el particular me propongo elaborar el siguiente artículo.