La Nación
Petro, ¿ricos y asesinos? 1 14 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Petro, ¿ricos y asesinos?

Voté por el presidente Petro con la esperanza de un cambio real en la política colombiana. Durante décadas, los gobiernos ejercidos por partidos tradicionales nos sumieron en medio de escándalos de corrupción e impunidad permanente. Creí justo que la izquierda tuviera la oportunidad de tomar el poder y demostrar que podían disminuir la inequidad, generar desarrollo, construir un país más justo y lograr la paz. Vi a Petro capaz de bajar la presión social que vive Colombia y de romper con ese ciclo de corrupción.

Si bien reconozco que ha habido avances en algunas políticas durante su mandato como la distribución de tierras a campesinos y otros programas sociales, el cambio profundo que se esperaba no ha llegado. Es decepcionante cómo ha normalizado situaciones de las que antes él mismo se escandalizaba. Un buen ejemplo de esto es el caso de Armando Benedetti, hoy embajador ante la FAO a quien pagamos con nuestros impuestos los miles de dólares que nos cuesta su sueldo, los demás gastos de la embajada, gastos de representación y su prima especial, todo para pagar su silencio.

También está el caso de corrupción en la UNGR con la compra de camiones que no sirvieron y el presunto pago a Congresistas para la aprobación de leyes. En cuanto a la política de Paz Total, también el camino ha sido equivocado. Entiendo la búsqueda de acuerdos con grupos guerrilleros que aún tienen algún grado de ideología política, pero no comparto la idea de sentarse a negociar con bandas criminales como el Clan del Golfo cuyo único fin es enriquecerse con todo tipo de actividades ilegales como el narcotráfico y la extorsión. Hacerlo es motivar a otros para seguir el camino de la delincuencia sabiendo que después se podrán acoger a algún proceso para limpiar sus culpas. A estos grupos debería caerle todo el peso de las fuerzas del estado.

Hoy las regiones claman seguridad y presencia del estado. Hay atentados permanentes, asesinatos, extorsiones y mafias que dominan las economías locales y desangran a los más pobres.

Otro aspecto que ha sido equivocado es calificar a quienes han expresado su inconformidad gritando ‘fuera Petro’ definiéndolos como “ricos y asesinos”, deslegitimando la crítica y el descontento de la ciudadanía que él tanto defendió y ejerció en el pasado. Genera también mucha incertidumbre un presidente que llega tarde o no llega y que se desaparece por días. Su comportamiento no es consecuente con la responsabilidad de su cargo y la importancia de sus decisiones. Creo que en Colombia deberíamos tener el derecho a conocer la salud y las adicciones de nuestros gobernantes.

El presidente deberá despertar y recordar al Petro congresista, el de las luchas y las indignaciones, el de las denuncias sobre la parapolítica y el desfalco de los Moreno Rojas en Bogotá. De no hacerlo, habrá perdido una oportunidad única e histórica para la izquierda colombiana y todos habremos perdido la magnífica posibilidad de reencausar los destinos del país. Tristemente seguiremos condenados a la impunidad, la violencia y la pobreza.