Se ha adelantado el Gobierno Municipal de Neiva a anunciar la probable implantación del modelo de pico y placa para vehículos particulares en la ciudad. Se ha adelantado el Gobierno Municipal de Neiva a anunciar la probable implantación del modelo de pico y placa para vehículos particulares en la ciudad. Los propósitos, como los de todas las ciudades donde ya opera el mecanismo de restricción, son loables en cuanto a mejorar los índices de movilidad y privilegiar el transporte público masivo. Lo que no aparece por ahora en la intención de la Alcaldía neivana es el sustento técnico de la medida; no hay un estudio que permita establecer, por ahora, si la necesidad de restringir la circulación de vehículos es un asunto inaplazable o se podrían intentar otros mecanismos, cuál sería el horario adecuado de restricción, a qué vehículos afectaría o si se podría incluir en esto a automotores de servicio público. Es innegable que la ciudad registra congestionamientos en sus calles en la mayor parte del día, que hay sitios críticos identificados, que ha aumentado exponencialmente, como en todo el país, el número de vehículos gracias a los bajos precios y al mismo crecimiento económico para muchos habitantes. Pero lo que deba hacerse en cuanto a probables restricciones debe ser producto de un estudio técnico, de análisis serios, de verdadera planeación y no de decisiones apresuradas ni motivadas por nobles intenciones que carezcan de realidad. Y más, si el argumento es para los vehículos no matriculados en la capital huilense. Las dificultades de movilidad en una ciudad apenas intermedia como Neiva no necesariamente podrían obedecer al alto número de vehículos. La indisciplina ciudadana, la ausencia de educación vial y la debilidad institucional, esto es la poca o nula autoridad de tránsito, generan más caos que la misma cantidad de automotores circulando, aunado a problemas de sincronización de semáforos y mal estado de las calles. No servirá de mucho cerrarle el tráfico a grupos de vehículos por días u horas si la ciudad continúa llena de huecos, si los semáforos permanecen dañados o con deficiente sincronización, si los agentes de tránsito no actúan a tiempo, son deshonestos o no hay suficiente número de ellos en las calles y, sobre todo, si los conductores exhiben sus peores conductas de indisciplina y de poca educación parqueando donde bloquean a los demás, pasando los semáforos en amarillo o rojo, excediendo la velocidad, conduciendo en estado de embriaguez o cruzando en zonas prohibidas. Y queda pendiente una asignatura: las motos, cuyo crecimiento es enorme tanto en Neiva como en todo el país, y cuya incidencia en la movilidad poco o nada se ha medido, y hasta ahora nadie menciona que se intenten restricciones a su circulación o se tomen medidas drásticas para frenar los frecuentes abusos que sus conductores cometen. Cualquier medida de pico y placa o restricción de automotores debe ir acompañada de todos los factores mencionados. De lo contrario será como el viejo cuento del esposo que, al descubrir la infidelidad de su cónyuge, vende el sofá donde la esposa cometía el engaño. “Lo que no aparece por ahora en la intención de la Alcaldía neivana es el sustento técnico de la medida; no hay un estudio que permita establecer, por ahora, si la necesidad de restringir la circulación de vehículos es un asunto inaplazable…” EDITORIALITO Lo que faltaba. El hundimiento de un extenso tramo de la banca en Los Altares, provocado por una falle geológica, agrava el problema de movilidad en el centro y sur del Huila. En Pericongo hay otra amenaza similar. Los problemas exigen soluciones inmediatas.