Desde el pasado primero de enero de 2013 quedó prohibido enterrar cadáveres en el panteón municipal. Autoridades buscan autorización de la Secretaria de Salud departamental para poder seguir utilizando el lugar. Desde el pasado primero de enero de 2013 quedó prohibido enterrar cadáveres en el panteón municipal. Autoridades buscan autorización de la Secretaria de Salud departamental para poder seguir utilizando el lugar. GERARDO VALENCIA GUTIÉRREZ LA NACIÓN, PITALITO El único cementerio con que cuenta actualmente la segunda ciudad más grande del Huila fue cerrado por orden del Juzgado Cuarto Administrativo de Neiva, atendiendo una acción popular fallada contra del municipio de Pitalito y la parroquia de San Antonio, propietaria del lugar. Debido al fallo judicial, los entierros en el presente año han debido realizarse con la orden expresa de la Administración Municipal, pues la parroquia no puede autorizar un entierro más porque según el ente judicial, el viejo cementerio no cumple los requisitos ambientales exigidos para su funcionamiento. El sacerdote Héctor Gabriel Trujillo Luna, párroco de San Antonio, dijo que de ahora en adelante solamente se podrá enterrar difuntos con la orden de la Alcaldía, dando así cumplimiento a lo ordenado por el juzgado en mención. Desconcierto La situación ha generado desconcierto entre las mismas autoridades y los laboyanos, pues no existe ninguna otra alternativa para la disposición de los cadáveres y no se avizora una solución a corto plazo. Fuentes del gobierno local, manifestaron a LA NACIÓN que solo si la Secretaria de Salud autoriza seguir utilizando el viejo cementerio, se podrá enterrar los muertos en los primeros meses del año, ya que el nuevo camposanto que se construye en el Topacio por la vía a Timaná, aún no está los suficientemente adecuado para ser utilizado. “Tenemos que hacer gestiones para que se nos dé permiso de utilizar ese cementerio, porque no hay ninguna otra alternativa y a los muertos hay que enterrarlos” dijo el secretario de Gobierno y Desarrollo Social, Jorge Enrique Mota Carvajal. Sin capacidad Además de los problemas de tipo ambiental que estaría generando el camposanto actual, se suma el hecho de que el terreno está completamente colmado de tumbas, por lo que no hay espacio para un muerto más. La cultura de sepultar a los muertos bajo tierra y la imposibilidad económica de pagar una bóveda hacen que el lugar se haya llenado en menos tiempo de lo estimado, por lo que con o sin orden judicial este debe cerrarse debido a que ya cumplió su ciclo. Según José Miguel León, el sepulturero, “ya no hay sino unos cuantos espacios libres y muchas veces cavando un hueco se encuentra con otro cadáver”. En los últimos diez años se ha enterrado unos 15 mil muertos en el viejo cementerio, lo cual arroja un promedio de 4 funerales diarios. Que siga operando Las personas que derivan su sustento con el funcionamiento del cementerio como floristas, constructores de lápidas y los administradores de las funerarias, no ocultaron su preocupación por el cierre del camposanto. Belcy Elvira Torres Vargas, vendedora de flores, dijo “si no dejan enterrar más muertos, que permitan que los familiares lleguen a visitar a quienes ya están enterrados, y no nos dejan trabajar pues hay varias personas que quedaremos sin trabajo, como yo, que llevo 25 años vendiendo flores en la puerta del cementerio para ganar el sustento”, expresó. Al cementerio de Pitalito no le cabe un muerto más