CARLOS ANDRÉS PÉREZ TRUJILLO/LN
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La escuela de Santa Helena el pasado 12 de diciembre estuvo de celebración: se realizaron los grados de cinco estudiantes-de los 29 que hay-. La fiesta fue en la bodega de siempre, mejor dicho, en la habitación de una casa donde estudian, comen, y hacen las tareas.
Un letrero con serpentinas y globos daba la bienvenida a padres de familia y profesores que habían venido desde otras sedes a presenciar la clausura. Ese martes llovió en la vereda, hizo frío, pero eso no impidió que los padres de familia desde el andén con paraguas vieran los grados.
Al frente de este improvisado salón está un megacolegio abandonado hace siete años, que según la alcaldía de Aipe, costó 595 millones de pesos (contrato interadministrativo No.232 de 2010). Obra que se hizo donde antes funcionaba la escuela.
Hoy está rodeado de maleza. Hay seis salones terminados y techados. Una cancha de baloncesto y un restaurante igualmente terminado. El tanque está con lama, y con agua que rebosa y se escurre permanentemente en un potrero de la finca San José de don Faustino Cortes, predio ubicado en Ataco, Tolima.
¿Construyeron en predios del Tolima?
LA NACIÓN habló con José Erminson Céspedes, quien es yerno de Faustino, y afirmó que el predio donde construyeron el colegio lo donó su suegro, lo que indica que la construcción presuntamente se hizo en territorio tolimense con recursos de la Alcaldía de Aipe, Huila.
Luego de una solicitud fallida a la Administración municipal, donde se le pedía una explicación sobre la propiedad de este terreno, sólo por vía judicial la administración afirmó que “no se tiene la documentación precisa respecto de la propiedad del predio”, afirmó la alcaldía.
Más adelante, en la comunicación señaló: “sin embargo, por tener en la actualidad un uso público específicamente donde funciona una institución educativa, por ende su utilización se puede dar, aunado con lo anterior el municipio puede iniciar los trámites y acciones judiciales y administrativas correspondientes para solucionar el tema de la propiedad, puesto que lleva más de cinco años las acciones de señor y dueño o mejor en posesión del inmueble, igualmente, se sigue actualizando en la secretaria de Planeación municipal la ficha catastral de los predios para esclarecer la titularidad de la pertenencia”, afirmó la alcaldía.
En contraste con esto está la realidad. Esta construcción siempre ha estado abandonada (siete años), no tiene conexiones eléctricas, el techo en muchas partes tiene goteras, es más, la inutilidad o desuso de la construcción se ve reflejada en el pago de arriendo mensual de la bodega donde los 29 estudiantes actualmente reciben clases, al frente de la mega obra. Es decir, las acciones de señor y dueño no aplican.
La administración municipal en respuesta a una tutela afirmó que para este año se tiene proyectada la suma de $700.719 mensual de pago de arriendo. Lo que anualmente se proyecta en $7 007.190, según informe de la alcaldía. Si multiplicamos esto por siete años (los que se lleva pagando arriendo) da $49 050.330. En otras palabras, casi 50 millones que se habrían podido utilizar para otras necesidades escolares.
La incomodidad para dar y recibir clases
Los estudiantes de esta vereda ya están hartos de recibir clases en esta bodega. Pues no cuentan ni siquiera con unos baños para hacer sus necesidades, siempre tienen que ir a las unidades sanitarias de la casa vecina o al frente en otra vivienda, o en su defecto en un potrero.
Carlos Humberto Achury, el único profesor de la escuela, afirma que desde hace dos años y medio que llegó a trabajar allí el salón no cuenta con “las más mínimas condiciones para ser aula de clase. No tiene ni iluminación y ventilación. Se trabaja en ese salón con seis grados (de prescolar a quinto). Es una bodega que fue construida para almacenar café”, afirmó el profesor, quien dijo que el único baño de la casa del lado es de uso de los 29 estudiantes, pues no hay más.
“No hay comedor, ni sala de computación. Los niños comen y hacen computación en el mismo salón”, afirmó el docente que no utiliza la nueva construcción pues para él eso es una “ruina de escuela”.
A principio de año una delegación del municipio y el departamento asistió a verificar el abandono de la obra, sin embargo, desde entonces no ha pasado nada. “El defensor del pueblo me decía que es la segunda vez que ha ido y es la misma situación”, dijo el profesor.
Entre tanto, el rector del colegio La Ceja Mesitas, Nelson Cabrera Rojas, quien tiene jurisdicción en esta escuela, dice que las nuevas instalaciones no se pueden utilizar pues la obra está en proceso judicial.
Hay estudiantes que tienen que desplazarse a una hora y media, desde el Ataco o Planadas, Tolima, para recibir allí las clases, concluyó el docente.
El problema legal
En este momento el principal problema es que se han invertido 595 millones de pesos en una obra que está en gran parte terminada, pero que no funciona y que está desde hace siete años abandonada.
Otro lío es que donde se construyó el colegio, aparentemente es en predios del Tolima; pese a que se corrió el cerco de una finca ubicada en el municipio de Ataco.
Adicional a esto, en este momento la Administración de Aipe no podría hacer alguna inversión en esta construcción, ni terminarla o adecuarla, pues “no se tiene la documentación precisa respecto de la propiedad del predio”.
El contrato
Al parecer, ya terminando el mandato Luis Felipe Conde Lasso (2008-2011) celebró el contrato interadministrativo No. 232 del 8 de septiembre de 2010 con la fundación para el Buen Gobierno. Con este contrato se buscaba la ‘construcción del centro educativo Mesitas sede Santa Helena’, tal y como indican los estudios previos, en el marco del programa de ‘cobertura’ como estrategia municipal “que mantendrá y ampliará el acceso efectivo al sistema educativo municipal de estudiantes”.
Sin embargo, esta estrategia fracasó en el momento en que el colegio no se utilizó y se destruyó la escuela que antes sí funcionaba en el mismo lugar. Caso muy similar es el ocurrido en el corregimiento de Santa Rita, ubicado unos pocos kilómetros más arriba, donde tumbaron el colegio que había con el propósito de hacer uno nuevo, pero solo hicieron las columnas. Los trabajos fueron del mismo contratista.
Las obras de Santa Helena las comenzaron en 2010, y aunque estaban pactadas para concluirse en un término de cuatro meses, los trabajos quedaron abandonados por el contratista, luego de haber parado cinco veces. Así las cosas, en diciembre de 2011 la interventoría del contrato ofició a la aseguradora La Previsora S.A.; de esta manera a fin del mismo años la administración municipal de Aipe terminó de manera unilateral el contrato.
LA NACIÓN intentó comunicarse con el alcalde José Sevel Castro, para determinar si el contratista o la aseguradora habían devuelto dineros a raíz de la declaratoria de liquidación del contrato, sin embargo, no fue posible. Es de resaltar, que para la fecha de celebración de este negocio jurídico Sevel Castro también hacía parte de la administración de Conde Lasso.
También buscamos al alcalde de Ataco, Tolima, Jader Almer Ochoa, pero no logramos comunicarnos.
El contratista
En septiembre de 2010 se celebró el contrato interadministrativo 232 entre la administración municipal de Aipe y la fundación para el Buen Gobierno, cuyo objeto contractual era la construcción del aula polifuncional, restaurante y batería sanitaria, sede Patá; construcción del restaurante de la institución educativa de Praga, sede Castel; construcción del centro educativo Santa Rita -sede principal-; construcción del centro educativo Mesitas, sede Santa Helena; y baterías sanitarias sede Porvenir en la vereda la Unión.
De acuerdo con los estudios previos los costos de las 6 obras fue de $4.340 397.666. Se sabe que al contratista le entregaron el valor de $4508 millones y solo ejecutó 2744 millones.
Ubicación de Santa Helena
La vereda Santa Helena se encuentra ubicada a 63 kilómetros desde el casco urbano de Aipe (solo 25 kilómetros son en asfalto, el resto es carretera destapada).
La carretera divide los dos departamentos. En el sentido Aipe-Santa Helena, al margen derecho es Tolima, sitio en el que construyeron el megacolegio.