Despidiendo el 2022, titulé así mi columna de fin de año angustiado por la incertidumbre que el flamante gobierno de apenas cuatro meses obligaba vislumbrar. Lo asimilé como desesperanzador presagio ajustado a soneto escrito por mi abuelo a mitad del siglo pasado, que ahora asoma su alma y su rima embebido en la desesperanza de observar el casquivano contoneo de quienes marcan rumbos dañinos al destino de Colombia.
El dolor de ese provinciano en la capital riñendo con los demonios de sus percepciones políticas, confieso que me sigue conmoviendo profundamente: él lidió con el servicio público y murió de 66 años sin conocer la sensación de su patria en paz y en camino a la prosperidad. Mustio, encontró refugio en la música y la poesía que siempre estuvieron ahí.
Dije que “… El poeta conversó con Dios sobre temores de hombre público y amante irredento, implorando perdón por lides pasionales que sustrajeron el fuego de su alma, y por culpas ajenas que apropió observando la indiferencia de medio país -testigo medroso del desafuero voraz de los de turno- ante los hacedores de la centenaria violencia maldita que simplemente cambia de nombre de cuando en vez: la actual es de narcos, de narco-guerrillos, de paracos, de bandidos de cuello blanco, de políticos abyectos, de jueces venales, de vándalos asesinos, de represión pública, de expoliadores territoriales, de lucha de clases, entre otras muchas, todas ensartadas en la pestilencia de la corrupción. Si despertara el poeta, ¿dormiría tranquilo viendo un gobierno de la vida pregonando paz total, así muchos de sus dirigentes se hayan forjado y sumido en esos lodazales?”
Encuentro que dos años más tarde el desbocado discurso del mandatario de turno es más febril y delirante: hay más odio en su corazón. Se respira esa pérfida sensación de que su corazón está en el bando de los desleales con la nación, ajustándose más a las derrotadas consignas comunistas hoy llamadas progresistas.
Insisto: “(…) Siquiera se murieron los abuelos (…)”, como sentenció Jorge Robledo Ortiz, el bardo antioqueño.