Según el DANE, entre enero y octubre del año pasado el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela fue de US893, 5 millones con un incremento de 47% en relación con mismo periodo 2023.
Y si las exportaciones de Colombia hacia Venezuela enero–octubre de 2024 en alimentos y bebidas, productos químicos, materias plásticas, animales y sus productos, azúcar de confitería, polímeros de propileno, lácteos, aceite de palma, metales y sus manufacturas sumaron alrededor de US800 millones representando un incremento de 49% en comparación con el mismo periodo anterior, significa que ese comercio y obviamente sus industriales han venido beneficiándose notablemente en los dos últimos años y que el mismo es un sector dinámico de nuestra economía recomponiendo la debacle creada por la torpe populista decisión de Iván Duque de romper relaciones a cambio de absolutamente nada.
Ahora bien, según Migración Colombia y la Cancillería, en Venezuela viven alrededor de 3`000.000 de compatriotas nuestros, cifra similar a la de venezolanos en Colombia y si mi aritmética Vegalarguna acierta, eso suma 6`000.000 de personas de carne y hueso. Además, miles de ciudadanos entrecruzan permanentemente la extensa frontera de 2.219 kilómetros por razones de estudio, comercios locales, servicios médicos, negocios, vuelos binacionales, mano de obra, relaciones familiares, etc., mientras Fenalco calcula que por cierre fronterizo se pierden entre 12.000 y 15.000 millones de pesos diariamente.
Ante estos panoramas y en vista del rumbo de los acontecimientos políticos del vecino país, lo único que se le ocurre al siniestro personaje que propició la política de “nada de prisioneros sino litros de sangre” y premiaba con ascensos, paseos, recompensas en efectivo o reintegros a filas a comandantes que más “positivos” registraran, a ese personaje a punto de disfrutar por maromas leguleyas del beneficio por vencimiento de términos en octubre de este año y no por demostrase su inocencia, a ese, lo único que se le ocurre es proponer dizque intervención militar internacional “que desaloje” del poder a Nicolás Maduro.
Con toda razón Petro reaccionó: “Dejen de pensar en muerte de hermanos. ¿No leyeron en la Biblia la historia de Caín?” agregando: “No dejan de tener sed de sangre, no sacan votos sino con los sedientos de sangre… Si algún día jóvenes colombianos y venezolanos se mataran entre sí en una guerra, habríamos cometido la mayor estupidez de la historia. La marca de sangre y venganza nos marcaría por generaciones venideras enteras. Habríamos roto el principio fundamental de la fundación de nuestra nación”…“Mantendremos las relaciones diplomáticas no porque legitimemos unas elecciones que no fueron libres. Las relaciones diplomáticas son para que los pueblos se unan y no sufran por las desavenencias de sus gobiernos”
Ante la descerebrada propuesta que nadie serio tomará en cuenta, Maduro en su estilo de trompadachín callejero le espetó: “Álvaro Uribe Vélez, triste personaje paramilitar y narcotraficante, asesino y criminal. Hoy pidiendo la intervención militar de Venezuela. Cobarde, ven tú al frente de las tropas. Álvaro Uribe te espero en el campo de batalla, cobarde, ruin fascista, criminal, narcotraficante, da la cara, no mandes a otros, criminal”.
Mientras la semana entrante llega Trump a la presidencia gringa el canciller colombiano remata con la contundente reflexión de que quienes proponen soluciones bélicas no son los que asumirán las consecuencias directas de un conflicto. “Ellos no van a mandar sus hijos a la guerra”.
