Marcos Silva Martínez
No hay voluntad política ni responsabilidad social, de los gobernantes, para ejercer la función pública para beneficiar a todos los ciudadanos, mejorar la distribución del ingreso público.
En campaña, cada gobernante ofrece resolver toda la problemática socioeconómica y de inseguridad, que agobia a las mayorías nacionales.
Pero durante el ejercicio de poder, crecen y se agudizan; la pobreza y la miseria, el desempleo, la informalidad, la inseguridad y la violencia de todos los efectos y orígenes, la criminalidad, la impunidad y la corrupción.
La corrupción y la anarquía institucional se catapultaron, en los últimos diez y seis años (Uribe, Santos) y tal como se percibe el actual gobierno, nos dejará al borde del caos y el abismo.
El desgobierno es galopante, en lo municipal, departamental y nacional. La corrupción y la impunidad se tornaron incontenibles y en grave amenaza socioeconómica.
Sin profundas, radicales e integrales reformas institucionales, jurídicas, de toda la normatividad legal vigente, para erradicar la corrupción generalizada, la hecatombe ética y moral se tornará incontenible.
Encuestas e investigaciones señalan que empresarios-contratistas, precisan que para acceder a contratación pública tenían y tienen que pagar coima. Algunos resultados de encuestas: en 2008 el 54%, el 56% en 2.010, el 62% en 2014 y el 94% en 2015. Y crece y crece la corrupción y la venalidad, como se evidencia a diario.
Órganos de control y ONEGES concluyen que por corrupción en Colombia, se roba más de $50 billones anuales. Hechos hay a pórrillo: Refinería de Cartagena, pudieron robarse más de $13 billones, según Contralorías General. Pero el pérfido Ministro de Hacienda de la época, señala como responsable al subcontratista, la Chicago Bridge and Iron (CB&I). Hay muchos casos similares. Y el cinismo rampante. El presidente J. M. Santos aseguró que el “pecado” con Reficar “fue iniciar ese proyecto sin haberlo planeado bien”. Sin estudios y diseños. Y añade; “Se pensaba que iba a costar US$ 3.000 o US$ 4.000 millones, y resultó costando US$ 8.000 millones. Pero (ojo con el pero), no es que ese dinero se lo hayan robado, dijo, porque hoy está la refinería funcionando muy bien (pero con crudo importado) y le está aportando al país”, precisó. (El Tiempo 03-05-2.016).
Eso mismo se evidencia con las concesiones viales 4G, en todo Colombia. Las contrataron sin diseños previos y sin presupuesto real, para que luego cobren como en REFICAR, IDROITUANGO, Via al Llano, Ruta del Sol, etc. Similar a los supuestos intercambiadores viales, el estadio y otros en Neiva. Responsables: El poder Público, la politiquería y la corrupción.
Hay anarquía total en el poder público.
Y con el actual gobierno, la percepción es que todo se agudiza. Pululan los sesgos negativos, las tendencias de desconocer la división de poderes se tornan amenazantes al ordenamiento legal, incluida la tomas clientelar de órganos de control, como corolario de la conformación del equipo de gobierno, favorable a la concentración de la riqueza y protección de gremios económicos, por encima del interés general.
Los órganos de control, el gobierno, los políticos y burócratas de carrera, conocen las causas y en consecuencia deben buscar solución. Solución sí hay. No la aplican porque no les conviene.
Saben que la contratación pública, es el ponqué de los corruptos, funcionarios y particulares y vena rota del fisco. Saben que hay funcionarios y contratistas corruptos y corruptores, pero prefieren ignorar el hecho, por conveniencia.
El poder, lo deben ejercer los mejores y no los más maleables, perversos, incapaces y mediocres. Es el gran desafío para los ciudadanos en las próximas elecciones. Todo lo de derecha es perverso, dañino e inconveniente para las mayorías.