Los nuevos medios de comunicación realmente masivos, y participativos, han llegado para quedarse entre nosotros Los nuevos medios de comunicación realmente masivos, y participativos, han llegado para quedarse entre nosotros y ejercer su poder más allá del que tuvieron y tienen aún éstos, el que usted está leyendo y los que se oyen y ven a diario. Ni el profesor Marshall McLuhan, aquel teórico de la comunicación, fundador de los estudios sobre los medios y que pasó a la posteridad como uno de los grandes visionarios de la futura sociedad de la información, pudo imaginar que se quedarían cortas sus profecías acerca de aldeas globales y aldeas cósmicas, ésta última caracterizada por la televisión. McLuhan, que murió en 1980 cuando apenas se esbozaban los primeros trazos del mundo virtual, no pudo prever la extensión y el poder que alcanzarían los computadores entrelazados, unidos uno a otro y otro a otro hasta millones de aparatos, y la creación de mecanismos de interacción que hoy dominan el epicentro de la información. Y esa extensión incontenible y poderosa por sí misma ya llega a escenarios impensables. La noticia de que el Papa Benedicto XVI tendrá un medio de interacción directa con cualquiera de sus fieles desde cualquier parte del mundo lleva a reflexionar acerca del alcance que han logrado las redes sociales, la verdadera revolución informativa del siglo XXI. Porque el Papa no sólo tendrá su cuenta de Twitter sino que la usará para conversar con su rebaño, a diferencia de otros grandes líderes políticos del planeta que hace rato tienen sus cuentas pero solamente en una vía, de ellos hacia sus seguidores pero sin conversar ni responder a aquellos. Por supuesto que será imposible que el Pontífice conteste a todos, pero algunos católicos de a pie tendrán el chance de que su líder religioso les hable en primera persona, un hecho que ni soñado para los más de mil millones de afectos a la iglesia romana; basta observar que menos de 24 horas después de la apertura de la cuenta tuitera, el prelado germánico ya tiene casi 400 mil seguidores, y para ser más efectivo en su comunicación ha abierto ocho cuentas en igual número de idiomas, incluyendo español y árabe. Y apenas el 12 de diciembre lanzará su primer trino. El Papa, el Vaticano y demás líderes del planeta ya tienen claro que las redes sociales virtuales son la verdadera aldea global de McLuhan, y que estar en ellas no sólo es imprescindible sino altamente peligroso no estar, en tanto algunos de estos lo tienen tan claro que ya han ejercido severos controles sobre el acceso que sus gobernados puedan tener a través de ellas. China, Cuba, Corea del Norte, Siria en su guerra civil y otros estados árabes dictatoriales mantienen estricta vigilancia y nada sale o entra sin su visto bueno. Y no sólo regímenes cerrados; democracias aparentemente abiertas también han planteado la censura y la limitación del Internet alegando razones de seguridad nacional. Lo único que, por ahora, no les llegará a los fieles del Papa a través de Twitter será la comunión. El Papa, el Vaticano y demás líderes del planeta ya tienen claro que las redes sociales virtuales son la verdadera aldea global de McLuhan Democracias aparentemente abiertas también han planteado la censura y la limitación del Internet alegando razones de seguridad nacional.