WASHINGTON (AFP) – El presidente venezolano Hugo Chávez anunció que quiere sacar a su país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pero ello implicaría abandonar automáticamente la Organización de Estados Americanos (OEA), resaltan fuentes oficiales y expertos en Washington. WASHINGTON (AFP) – El presidente venezolano Hugo Chávez anunció que quiere sacar a su país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pero ello implicaría abandonar automáticamente la Organización de Estados Americanos (OEA), resaltan fuentes oficiales y expertos en Washington. Tanto la CIDH como la OEA han guardado silencio ante las palabras de Chávez, que acusa a la Comisión de haber reconocido al gobierno golpista que lo sacó brevemente del poder en Venezuela en 2002. Pero fuentes del ente bajo anonimato recalcaron que la CIDH es parte fundacional de la OEA y que no hay precedentes al anuncio de Chávez. A diferencia de la CIDH, la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José sí es gestionada por la Convención del mismo nombre. Hay países como Estados Unidos que forman parte de la Corte pero no reconocen su “competencia contenciosa”. Un país puede salirse definitivamente de la Corte si denuncia la Convención, pero requiere de un año de preaviso, durante el cual puede seguir siendo demandado ante ese alto tribunal, informaron las fuentes consultadas. En cambio con la CIDH no hay otra opción que salirse de golpe de la OEA, la única organización continental, que agrupa a 34 países en la actualidad y que mantiene en suspenso desde 1962 a Cuba. “Salir de la OEA es un precio político demasiado alto” considera Bjorn Arp, abogado de la firma Aparicio, Arp y Schamis, que litiga habitualmente ante la CIDH. “Chávez podría tomar la vía intermedia de Cuba: no ha salido de la OEA sino que no se considera sometido a los dictámenes de la CIDH”, añadió. La CIDH puede enviar solicitudes a La Habana, pero obviamente Cuba ignora sus posibles demandas, entre otras cosas porque el resto de órganos de la OEA como el Consejo Permanente y la Asamblea, le son vedados. Los cancilleres de la organización tomaron la histórica decisión hace tres años de permitir un proceso de diálogo para readmitir a Cuba, pero La Habana lo ha rechazado. Hay otro elemento importante en juego, según el opositor venezolano Diego Arria, ex secretario general adjunto de la ONU. “El reciente acuerdo de cooperación de la CIDH y la Corte Penal Internacional asusta al régimen”, escribió Arria en un reciente tweet (mensaje instantáneo). Venezuela ya se niega de hecho desde 2002 a aceptar visitas de la CIDH, un organismo autónomo de la OEA, que sólo puede emitir recomendaciones y solicitudes de protección para demandantes, y que tiene crónicas dificultades financieras. El embajador venezolano ante la OEA, Roy Chaderton, aseguró recientemente que su país había aceptado hace siete años apoyar la candidatura del secretario general José Miguel Insulza a cambio de sacar al jefe de la CIDH, el argentino Santiago Cantón, una declaración que levantó polvareda. Cantón anunció que abandonaba la CIDH por decisión propia a finales de 2011. Venezuela no es el único país que critica a la Comisión. Brasil también ha mostrado su irritación con el organismo y Ecuador hizo un despliegue diplomático en la última sesión de audiencias de la CIDH a causa del caso del presidente Rafael Correa contra el diario El Universo. Correa atacó de nuevo a la CIDH el sábado con un “¡se acabó la fiesta!” y advirtió que van a exigir una reforma profunda del organismo en la asamblea general de la OEA en junio en Bolivia. Los ataques contra la CIDH se enmarcan en la tendencia de los países de la región a “latinoamericanizar” sus relaciones diplomáticas y a crear sus propios órganos de resolución de conflictos fuera de Washington. En 2004 Venezuela y Cuba impulsaron la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), en 2008 se fundó en Brasilia la Unasur, que cuenta con doce países sudamericanos y el año pasado surgió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que es una OEA sin Estados Unidos ni Canadá, pero con Cuba.