El tema del paro de los docentes es algo que nos toca a todos. En cada familia existe por lo menos un integrante que se dedica a la docencia, obviando por supuesto, a todos aquellos que nos educamos hoy en día, quienes indirectamente seríamos también, dolientes activos de las circunstancias.
El tema central del paro, según el gobierno, radica en la solicitud de FECODE de aumentar el salario de los docentes de un 28%, además de la supresión de las evaluaciones a las que se deben someter a la hora de requerir un avance profesional. La Ministra de Educación Gina Parody, habla de la intención que tiene el Estado en aumentar dichos salarios mediante una reforma constitucional. Este aumento no sería del 28%, como lo solicita FECODE, sino de un 10% sobre el aumento general de salarios (3% anual); además, habla de un incremento adicional a los ingresos salariales de un maestro, que estribaría en aproximadamente un salario adicional, según este logre demostrar a través del índice de calidad, es decir, las “Pruebas Saber”, que ha contribuido al progreso de su institución de educación básica o superior, un tema que se manejaría según el tecnicismo asociado con el sistema de incentivos. Por su lado, el Ministerio propone no eliminar el programa de evaluación para acreditar calidad, y eventualmente el acenso de los docentes, sino por el contrario, reformar la canónica prueba escrita por un mecanismo de evaluación más didáctico, promovido por pares calificadores, padres de familia y los mismos estudiantes, algo relacionado con el programa “Todos Aprendemos”.
La Ministra de Educación argumenta que al gobierno nacional sí le interesa nivelar los salarios de los docentes, pero no atendiendo a las solicitudes de FECODE, pues pensar en un incremento tan elevado, con el nivel de ingresos presupuestales de la Nación, sería pretender aumentar exponencialmente los 29 billones de pesos en recursos para educación anuales, lo que no solo sería una utopía, sino que eventualmente derivaría en un fijo incumplimiento del Estado, no porque no quisiera, sino porque concretamente sería imposible sostenerlo.
El gobierno acusa a FECODE de querer politizar la educación en Colombia, pues según Parody, por lo menos la mitad de los docentes no estrían de acuerdo con las posturas y requerimientos de la Federación. La izquierda democrática, encabezada por el Senador Jorge Enrique Robledo, por el contrario habla de las proezas y logros alcanzados por el sindicato, puesto que como lo sustentó en el Congreso “Ha sido FECODE, y los movimientos de izquierda, quienes han fundamentado las verdaderas reformas a la educación en el país”.
Lejos de formar parte de los masivos grupos de “geniecillos” que se mofan de las desatinadas fórmulas matemáticas de la Ministra (lo que per se
Un normalista ganaría aproximadamente $1´200.000 al ingresar a ejercer la docencia, un profesional $1´400.000; salarios verdaderamente bajos para una actividad tan profundamente importante para el desarrollo de una sociedad. Pero más allá de esto, lo preocupante del sector educativo, es que un amplio margen de los docentes que entran a ejercer son nombrados por favores políticos, no atendiendo a una elección meritoria, lo que inicialmente ya supedita la calidad del sistema a la conveniencia politiquera.