Por qué luchan los campesinos

Participación, reconocimiento, tierras, garantía de derechos, inversión y paz, son los referentes de hoy en las luchas campesinas colombianas. Centenares de labriegos debatieron durante dos días el modelo de desarrollo que quieren para su sector. Participación, reconocimiento, tierras, garantía de derechos, inversión y paz, son los referentes de hoy en  las luchas campesinas colombianas. Centenares de labriegos debatieron durante dos días el modelo de desarrollo que quieren para su sector. En diálogo con LA NACIÓN, algunos líderes campesinos manifestaron sus perspectivas de desarrollo y de paz. GINNA TATIANA PIRAGAUTA G. ENVIADA ESPECIAL / SAN VICENTE DEL CAGUÁN Álvaro Manzano García es un líder agrario de avanzada edad, proveniente del Catatumbo. Durante horas viajó a San En momentos de descanso, los campesinos aprovecharon el tiempo para departir y olvidar sus penurias.Vicente del Caguán junto a cerca de tres mil labriegos colombianos para participar en el Tercer Encuentro de Reservas Campesinas, un proceso en el que ha trabajado con decisión durante los últimos 20 años. Él cree que las zonas de reserva campesina no nacen de una propuesta del gobierno nacional, sino que ha sido una lucha de décadas del sector agrario. “Después de muchas marchas, ejercicios democráticos, manifestaciones y reclamos, en el año de 1994 logramos que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Agricultura, expidiera la ley 160 o de reforma agraria”, señaló. “Esta fue una lucha del campesinado por el desplazamiento de sus territorios y por la pérdida de sus tierras. Para nadie es un secreto que el 80 por ciento de los campesinos no tenemos tierras productivas para trabajar, sino que las tierras están en manos de los ganaderos, grandes palmicultores y de los terratenientes”, aseguró. Asimismo, el líder agrario manifestó que la extracción de los recursos minero energéticos avanzan hacia las zonas donde están ubicados. “A partir de 1994 empezamos a trabajar la figura de las zonas de reserva. Hoy decimos con orgullo, con honradez y con fortaleza, que estas zonas de reserva campesina que hoy se encuentran constituidas han sido fruto de una lucha campesina, pero también de los afrodescendientes e indígenas”, expresó. La paz En momentos de descanso, los campesinos aprovecharon el tiempo para departir y olvidar sus penurias.“Nosotros tenemos un gran compromiso de avanzar en este proceso de paz que se está llevando en La Habana. No queremos que se levanten de la mesa hasta que lleguen a acuerdos. El primer tema de discusión es la tierra y nosotros creemos que las zonas de reserva campesina con sus organizaciones, planes de desarrollo y el gran compromiso del campesinado, van a ayudar a resolver este primer punto de la agenda”. “Nuestra propuesta es avanzar mucho más, con la voluntad del gobierno, hasta lograr una verdadera reforma agraria para que en nuestro país haya una verdadera paz duradera, para esto necesitamos que se combatan las desigualdades sociales del pueblo colombiano. Queremos que todo el campesinado se incluya en zonas de reserva campesina para la regulación de la tierra”, dijo Manzano. “Hay una discusión muy fuerte porque un latifundista puede tener cuatro o cinco mil hectáreas de tierra en cualquier parte del territorio, reconocidas y tituladas; pero un campesino no puede tener más de dos o tres unidades agrícolas familiares. Hay una gran contradicción”, aseguró. Panorama Asimismo, el líder campesino manifestó que el sector afronta un panorama desolador. “A nosotros nos quitaron los modos de producción, la Caja Agraria, la poca asistencia técnica y con la apertura económica nos trajeron los productos de otros países, llevando al campesinado a la extinción”. “Los cultivos ilícitos llegaron al campo como fenómeno del abandono estatal. La fuerza pública persigue estos cultivos con fumigaciones, con erradicación, con judicializaciones. Además, tenemos la confrontación armada en nuestro territorio por los diferentes actores. Nosotros queremos tener la presencia del Estado pero con inversión social. Necesitamos sustitución de cultivos por proyectos productivos estables”, explicó el líder. “Aquí vinimos a debatir estos temas y a que se reconozca al campesinado como sujeto político y se cree una ley de tierras que nos permita tener derecho a un pedazo de territorio”, aseguró.

‘Así construimos las zonas de reserva’

Para Juan Carlos Quintero Sierra, directivo de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina, Anzorc, el En momentos de descanso, los campesinos aprovecharon el tiempo para departir y olvidar sus penurias.campesinado colombiano históricamente ha sido víctima del despojo, la usurpación y la imposición de los terratenientes, narcotraficantes o latifundistas. “Esta guerra ocasionó que los campesinos nos internáramos en las selvas colombianas e iniciáramos el proceso de colonización. La esencia de las zonas de reserva campesina es la colonización, huyendo de la guerra. Allí se inició el fortalecimiento de la organización comunitaria”, aseguró el líder agrario. “El derramamiento de sangre fue una constante en el campo. Las zonas de reserva son una conquista de las luchas agrarias que iniciaron en el sur del país antes de 1994 y que produjeron la ley que las reguló. Esto no fue gratis. Se consiguió con cárceles, asesinatos, persecuciones y el exilio”. Juan Carlos Quintero aseguró que las protestas surgieron por las políticas económicas que implementó el gobierno nacional y que quebraron al campo colombiano, porque se sumió en la pobreza cuando aumentaron las importaciones de productos. “El campesinado colombiano no tiene mercado para sus cultivos ni la asistencia técnica del gobierno. Las marchas también se generaron porque en la Constitución de 1991 no se reconocieron nuestros territorios, ni la cultura, ni a los campesinos como sujetos políticos”, manifestó. Con las zonas… A mediados de los años 90 finalmente se constituyeron las zonas de reserva que hoy existen en el país. El Pato – Balsillas, Cabrera (Cundinamarca), Valle del río Cimitarra, Arenal Morales y Alto Cuembí Comandante, en la perla amazónica del Putumayo. “No bastó que se reconocieran. La estigmatización y persecución contra las zonas de reservas campesinas continuó. En el año 2002, el presidente Álvaro Uribe Vélez, de manera ilegal, suspendió las reservas campesinas del Valle del río Cimitarra, en el Magdalena Medio que comprende los departamentos de Antioquia y sur de Bolívar, el laboratorio del paramilitarismo en Colombia”, aseguró Quintero. “Fueron ocho años de oscurantismo para las zonas de reserva campesina y se convirtió prácticamente en un delito hablar de las zonas en el Ministerio de Agricultura. El veto incluyó una estrategia de guerra para acabar con las zonas y su tejido social. Muchos de los líderes fueron judicializados”, expresó. Sin embargo, en agosto de 2010, en la presidencia de Juan Manuel Santos se realizó el primer encuentro de reservas campesinas en Barrancabermeja. El presidente envió como delegado a Juan Manuel Ospina quien les manifestó que el gobierno estaba dispuesto al diálogo, lo cual fue un gran logro para la interlocución de las comunidades campesinas. “Se reactivó la zona del Valle del río Cimitarra y se inició el trámite para la constitución de los procesos en Montes de María, en La Macarena y en la región del Catatumbo. Se firmaron varios convenios a través del Incoder para el estudio técnico de la constitución de las zonas y de sus planes de desarrollo”, recordó el líder. Actualidad Durante el gobierno de Santos se reactivó la Asociación Nacional de Zonas de Reservas Campesinas, Anzorc, que convocó al encuentro nacional. Sin embargó, para los labriegos hay un doble discurso institucional que afecta las zonas de reserva campesina. “Encontramos un veto del Ministerio de Defensa a la constitución de las nuevas zonas de reserva, cuando no tienen nada que ver con el desarrollo rural. Ellos no permiten que se constituyan las zonas del Catatumbo, el Cauca y La Macarena argumentando razones de seguridad nacional”, dijo Quintero. “Por un lado se impulsan y se financian las zonas de reserva campesina, pero otro sector de la institucionalidad las persigue, las señala, las judicializa. Es preocupante”, manifestó el líder. La paz En estas dos últimas semanas se ha dado un debate importante a nivel nacional, porque el primer punto de la agenda de los diálogos de La Habana es el desarrollo rural y entre estos, están las zonas de reserva campesina. “La ultraderecha de este país, los terratenientes y los latifundistas han enfilado su maquinaria mediática en contra de nuestro proceso, queriendo dejar la sensación en la sociedad colombiana de que las zonas de reserva campesina son ‘republiquetas’ independientes, enclaves políticos o narcoestados. Nosotros canalizamos las propuestas a través del foro agrario, ya que la participación de nosotros como sociedad civil no ha sido posible en la mesa de conversaciones. Creemos en una salida política a este conflicto, porque el que más lo sufre es el campesino y por eso es importante nuestra participación”, resaltó.

‘El Paro es una experiencia ejemplar’

Edilberto Prieto es uno de los colonizadores de la zona de reserva campesina de El Pato – Balsillas. El labriego, de avanzada edad, cree que la experiencia en el sur del país es un referente nacional, por su organización y desarrollo. “Las conquistas que tienen los campesinos y los pobres de Colombia se dan a través de las luchas. Por eso la zona de reserva campesina de El Pato es ejemplar en el país. Cuando la constituimos 90 parceleros de algunas haciendas del valle de Balsillas, en 84.401 hectáreas, construimos nuestros puentes para transportarnos y los polideportivos para los niños”, recordó. “Los proyectos que hemos podido desarrollar en El Pato se han hecho a través de la construcción de nuestros planes de desarrollo. Hicimos pequeñas carreteras para que los campesinos pudiéramos sacar los productos a través de vías comunitarias”, manifestó. Para Edilberto Prieto, las zonas de reserva campesina son la única figura en la que se sienten reconocidos. “Es la única luz que alumbra para la paz de Colombia. Allí vamos a construir una reforma agraria integral, en donde el Estado va a tener que invertir recursos”. “Nosotros necesitamos salud, educación, tierras y garantías para trabajar. El agro colombiano está en un segundo plano y sabemos que la figura es la única manera en la que el Estado nos va a reconocer y la que le va a apuntar a la paz. Los campesinos somos los que ponemos los muertos. Este proceso ha sido de mucho sacrificio. Edilberto Prieto Edilberto Prieto

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