Gozar de una seguridad social, de una educación de calidad, de una adecuada alimentación, de una permanente vivienda, de una sana recreación, de un servicio médico accesible, y de un buen trato por parte de sus progenitores, familia, docentes y sociedad en general, son los derechos esenciales de la infancia.
Según Colombia Aprende del Ministerio de Educación, la celebración del Día del Niño se remonta a 1924 cuando la Liga de las Naciones, precursora de las Naciones Unidas, estableció que la humanidad les debe a los niños lo mejor que tiene para ofrecer. Luego de la primera guerra mundial en que muchos niños perdieron la vida, importantes líderes del mundo se pusieron de acuerdo en adoptar medidas que protegieran a todos los niños.
Sin embargo, pareciera que la sociedad olvidara tal establecimiento. En muchos lugares del mundo, sin ir tan lejos, en nuestro propio territorio, se gestan a diario maltratos y abusos contra nuestros niños; no les estamos proporcionando una niñez digna y tranquila. Ellos necesitan ser acreedores de un desarrollo psicosocial óptimo, donde se cumplan todos sus derechos: gozar de una seguridad social, de una educación de calidad, de una adecuada alimentación, de una permanente vivienda, de una sana recreación, de un servicio médico accesible, y de un buen trato por parte de sus progenitores, familia, docentes y sociedad en general. No obstante, pareciera que en vez de aprovisionárseles estos derechos a los niños, se les arrebatara. No se puede tolerar que un niño esté trabajando en lugar de estar asistiendo a una institución educativa, que esté a la deriva en las calles porque no tiene donde pasar una noche, y que esté padeciendo enfermedades crónicas porque no puede acceder a un servicio médico que le garantice un buen tratamiento. Son estos contextos en los que a diario se cometen acciones atroces contra los pequeños y nadie hace nada.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar recibe diariamente un promedio de 45 casos de niños, niñas y adolescentes que ingresan por maltrato infantil. Tres de cada cuatro casos reportados son perpetrados por sus propios padres o familiares (Portal ICBF, 2013). Es imperativo que una sociedad adulta trabaje arduamente para que estos casos se mitiguen, de manera comprometida y con sentido de pertenencia de lo que es nuestro, la niñez colombiana. Así nos lo enseñó la admirable senadora Gilma Jiménez en su diáfana e infatigable lucha contra el maltrato, el tráfico y abuso infantil.
Infortunadamente, la senadora ya no nos acompaña en esta vida terrenal, pero esta lucha no debe terminar, todos estamos llamados a ondear sus banderas. Por ahora, todos podemos contribuir con esta valiosa misión con nuestros niños en casa, con los niños que se cruzan en nuestras vidas a diario, proporcionándoles todo el amor, el respeto y la protección que necesitan; que se den cuenta que son importantes para nosotros como familia y sociedad, y que sepan que existen unos derechos que los amparan.
A nuestros niños pertenece este mundo que estamos construyendo, es en sus pequeñas y puras manos donde se gestarán las más grandes maravillas del futuro. No hagamos que a su corta edad se den cuenta de lo frustrante que puede llegar a ser la existencia y de lo cruel e injusto que a veces puede tornarse su mundo circundante. En su lugar, luchemos para que la mayor característica de la niñez no desaparezca, su inocencia y pureza.
Este artículo es dedicado a todos los niños y niñas de Colombia que viven en condiciones deplorables o en ambientes amenazantes, y que a pesar de ello no pierden su sonrisa, su esperanza y su fe en Dios. A mi pequeño Juan Pablo que me enseña que la vida tiene que verse con ojos de niños. A la desaparecida senadora Gilma Jiménez que trabajó con amor y entrega por los derechos de la niñez y a todas aquellas personas que a diario aportan su granito de arena por la construcción de un mundo mejor para todos estos pequeños. ¡Bendiciones a todos los niños del mundo en su día!
“Todos podemos contribuir con esta valiosa misión con nuestros niños en casa, con los niños que se cruzan en nuestras vidas a diario, proporcionándoles todo el amor, el respeto y la protección que necesitan”