Es harto curioso, y obviamente preocupante, que hayamos llegado a la discusión del derecho a la intimidad y a la privacidad de los periodistas en Colombia, luego de años en los que el debate se centraba en una relación a la inversa: las acusaciones contra periodistas de violar la intimidad y la privacidad de los personajes públicos, como sigue ocurriendo en muchas esferas políticas, sociales y faranduleras. El enojoso episodio – que sigue sin terminar – del director de noticias de Teleantioquia, canal estatal regional, Juan Pablo Barrientos renunciando luego de que se filtraran supuestas exclamaciones suyas, al parecer subidas de tono, contra diputados y otros dirigentes políticos de ese departamento, proferidas durante un habitual consejo de redacción del noticiero. Las aparentes diatribas de Barrientos se filtraron mediante una grabación subrepticia hecha por otro miembro del equipo de noticias, entregada a un diputado y éste, a su vez, grabación en mano reclamando por el hecho a la Gerente del canal estatal.
Este episodio tiene varias aristas pero la más grave e inquietante es la existencia de “topos”, de infiltrados al servicio de una causa política dentro de un equipo de noticias, violando flagrantemente normas elementales de ética, lealtad y honestidad. Para mejor comprensión del lector desprevenido: en un consejo de redacción de cualquier medio de comunicación de aquí o del resto del mundo se discuten todos los temas, en todos los tonos, bajo las más variadas ópticas y en medio muchas veces de acalorados debates, como pasa normalmente en cualquier grupo humano, llámese de periodistas, médicos abogados, ingenieros, lustrabotas o taxistas. O véase desde este punto más claro: un grupo de diputados, concejales, ministros o congresistas discutirá y hablará de un sinnúmero de temas y personas en las mismas condiciones; se referirá a ellos en distintas formas, algunas muchas veces desagradables.
Pero todos ellos, políticos y no políticos, periodistas y otros profesionales, lo harán bajo el convencimiento de que se trata de una conversación privada, íntima, con otras personas que serán leales y correctas en no salir a divulgarlo ni mucho menos grabar tales diálogos ara luego usarlos en contra de sus colegas o compañeros.
Es un peligroso episodio, muy mal manejado por el gobernador antioqueño Sergio Fajardo, jefe directo de la Gerente del canal, que pone en entredicho una sagrada protección de que nos preciamos de gozar los periodistas, para bien de la sociedad entera: la reserva de las fuentes y de su trabajo, la confidencialidad que rodea buena parte de nuestra labor diaria, justamente por los riesgos que entraña el que unos terceros, interesados, se enteren indebidamente de lo que planeamos, estamos haciendo o decimos. Esa filtración, la existencia de un periodista al parecer “infiltrado” por políticos, es un grave ataque a la existencia de un periodismo libre.
“Esa filtración, la existencia de un periodista al parecer “infiltrado” por políticos, es un grave ataque a la existencia de un periodismo libre”.
Editorialito
Dirigentes cafeteros del país anunciaron un nuevo paro para el 19 de agosto, argumentando que el Gobierno no ha cumplido los acuerdos que permitió levantar la protesta en marzo pasado. Ojalá el gobierno atienda los reclamos y agilice las soluciones, para evitar un nuevo paro, con bloqueos, como ya ocurrió. El Huila no aguantará un nuevo bloqueo.
