La Nación
¿Presidente o camarada? 1 7 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¿Presidente o camarada?

“Mano firme y corazón grande”, fue el lema que convirtió en presidente a Uribe, uno de los candidatos con menos favorabilidad en las encuestas del año 2002 y quien desde entonces es considerado, por algunos presuntos pacificadores pero probados revoltosos terroristas urbanos, como un símbolo de guerra.

En el “Manifiesto democrático” de los cien puntos del plan de gobierno del entonces aspirante Álvaro Uribe Vélez, dos capítulos captaron la atención de la nación:

El titulado “En busca de la paz”, el cual planteó solo una propuesta y, por otro lado, el de la “Seguridad Democrática” que planteó 15 puntos.

“Enalteceré la profesión de soldado y policía. Que la comunidad los valore y respete (…) en la presidencia seré el primer soldado de la nación”, manifestó Uribe en uno de los apartes de su programa de gobierno en 2002.

Repetida 21 veces en el Manifiesto, la palabra seguridad logró convencer en las urnas a 5.862.655 colombianos, quienes celebramos el 7 de agosto la posesión de Uribe como presidente. No obstante, se hizo evidente el descontento de las Farc, quienes a punta de morteros atentaron contra la vida del recién posesionado primer mandatario.

Jorge Londoño, presidente de Gallup manifestó en 2008 para la revista Cambio “La imagen positiva de las Fuerzas Armadas alcanzó un 90 por ciento: el más alto desde que se hacen encuestas, y coloca a las Fuerzas Militares en el primer lugar entre todas las instituciones”.  Así las cosas, es innegable que Álvaro Uribe marcó un antes y un después en la historia militar y política del país. Su estrategia de Seguridad Democrática se volvió sinónimo de fuerzas militares fortalecidas.

Después de 22 años de ese Manifiesto democrático, y al hacer un balance de la historia de un país que pasó de buscar la paz con los grupos ilegales durante un debilitado gobierno como el de Pastrana, a elegir una propuesta de “mano dura” como la de Uribe; que buscó acabar a esos mismos grupos por medio de la vía militar, comparado con la realidad de un territorio nacional donde los bandidos se pasean protegidos por la UNP, dentro de un contexto como el de alias Ramiro, “detenido en flagrancia” por transportar armas y municiones y, quien está cobijado por un gobierno ya no direccionado por un manifiesto democrático, sino, por un manifiesto comunista, deja mucho que pensar.

Indignante que el PETROCESO enaltezca al bandido, antes que al soldado o policía, bajo el discurso mamerto de no querer tomar decisiones supuestamente “guerreristas” que solo implican orden.  El país, está a la espera de que la justicia y el sector Defensa, demuestren mayor sensatez que el presidente o camarada de los colombianos.