El capitalismo mercantilista se gestó en las entrañas del mundo medieval y se desarrolló a lo largo de los siglos que transcurrieron entre la baja Edad Media y la aparición del libro “LA RIQUEZA DE LAS NACIONES” de Adam Smith en 1776. Puede dividirse en dos partes: la primera corresponde al nacimiento del capitalismo comercial y se le denomina “mercantilismo”. La segunda corresponderá a la expansión del capital industrial a finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuando surgirán los fundadores de la ciencia de la Economía Política.
Los cambios fundamentales que condujeron desde la economía propia del modo de producción feudal, a la aparición del modo de producción capitalista y al desarrollo del comercio entre Estados–naciones fueron:
1. La constitución de los Estados nacionales, que llevó a un interés mayor por la riqueza y la actividad económica.
2. La Reforma Protestante, encabezada por Martín Lutero, que cuestionó el poder universal del papado y destruyó la autoridad de la iglesia en materias terrenales.
3. Los progresos del concepto de derecho natural, tanto en la jurisprudencia como en el pensamiento político, que instauraron un enfoque racional y científico acerca de los problemas sociales, en una línea de pensamiento que parte de Nicolás Maquiavelo y llega hasta John Locke.
4. La invención de la imprenta, que trajo nuevas posibilidades de intercambio intelectual.
5. La invención y uso de nuevos métodos para cultivar, especialmente notorios en Inglaterra. Se aceleró así el movimiento de cercamiento (ENCLOSURES), quizá el fenómeno económico más importante de la baja Edad Media y comienzos de la era moderna, consistente en la privatización de tierras y pastos comunales, lo cual llega a su punto máximo entre la segunda mitad del Siglo XVIII y principios del XIX[1]. Se consolidó entonces una nueva manera de concebir la gestión de la propiedad agrícola: se destruyó la agricultura de consumo o subsistencia, que arrancaba a la tierra sólo bajos márgenes de ganancia aumentando simplemente la superficie cultivada, y fue ganando terreno una forma de capitalismo agrario dirigida a obtener altos beneficios organizando una empresa agrícola capaz de imponerse en el mercado mediante la inversión de grandes recursos y el empleo de técnicas especializadas.
Con la modernización de la agricultura se benefició también la cría de ganado bovino y vacuno, y la ganadería se convirtió paso a paso en un componente esencial de las economías rurales.
Todas estas grandes transformaciones rurales en Inglaterra despertaron extenso interés por los problemas de la tierra, incluso desde la perspectiva de la investigación científica. De manera inevitable, sin embargo, la revolución agrícola tuvo como efecto que los pequeños propietarios y los campesinos pobres, no pudiendo resistir la competencia de los empresarios agrícolas, se vieran precisados a abandonar sus tierras y a trabajar como asalariados de un nuevo dueño, o a emigrar a las ciudades, donde pasaron a engrosar las filas del proletariado industrial.
6. Los descubrimientos marítimos, que fueron la base de una gran expansión del comercio exterior. “El descubrimiento de América y la circunnavegación de África, ofrecieron a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad. Los mercados de la India y de China, la colonización de América, el intercambio con las colonias, la multiplicación de los medios de cambio y de las mercancías en general imprimieron al comercio, a la navegación y a la industria un impulso hasta entonces desconocido y aceleraron, con ello, el desarrollo del elemento revolucionario de la sociedad feudal en descomposición”[2].
El crecimiento del comercio exterior aceleró la acumulación del capital comercial. Este capital se invertía frecuentemente en tierras, por razones de lucro, para buscar poderío económico o simplemente por prestigio, mientras que entre los aristócratas terratenientes feudales tenía lugar un movimiento contrario. Los enlaces matrimoniales completaron la unión entre el capital financiero, el capital comercial y los poseedores de bienes raíces.
La presencia de Inglaterra en el comercio marítimo internacional creció a finales del siglo XVIII de manera espectacular. En el Asia Meridional y en el Extremo Oriente, la Compañía Inglesa de las Indias Orientales fue, poco a poco, superando a las demás compañías comerciales extranjeras similares hasta alcanzar una neta supremacía, indispensable para acometer la conquista de la Península India. En el océano Atlántico, terminada la época de los monopolios y de las compañías privilegiadas, el librecambio benefició sobre todo a la Marina Británica. En esta zona, el llamado “Comercio Triangular” (manufacturas, esclavos, productos coloniales) generó los mayores beneficios, sobre todo antes de la abolición de la trata de esclavos negros. Así mismo, fue Inglaterra la que se aprovechó más del nuevo orden colonial surgido de las guerras del siglo XVIII.
7. Se produjeron cambios en la organización de la producción, pues se inició una nueva etapa en la que el capitalista mercantil dominaba el proceso productivo, este último a cargo de pequeños artesanos. El capitalista mercantil obtenía sus ganancias con base en el monopolio de la producción, lo cual le dio un dominio absoluto. Luego esto derivó hacia una forma incipiente del capitalismo industrial, la llamada industria a domicilio que trajo la aparición de una clase especial de manufactureros–comerciantes empleadores de artesanos semindependientes que laboraban en sus casas. Se configura así una naciente contradicción entre la clase de los manufactureros–comerciantes (provenientes de los capitalistas–mercaderes) y los artesanos, frente a los capitalistas comerciales que monopolizaban el comercio al por mayor y el de exportación, esto a lo largo del siglo XVII. Durante este siglo empezó también la producción fabril mediante el empleo de máquinas, y con ello el capitalismo industrial en pleno, particularmente en Inglaterra.
8. La colonización de tierras lejanas suscitó vínculos entre los intereses de los comerciantes, que debían consolidar el dominio de esos mercados, y el poder del Estado. Por tal, la atención de la política estatal se concentró cada vez más en los problemas del comercio. Los mercantilistas pedían un Estado lo bastante fuerte para proteger los intereses comerciales y para destruir las numerosas barreras medievales que impedían la expansión del comercio. Y eran también explícitos al sostener que el principio de reglamentación y restricción -aplicado ahora en escala mucho mayor mediante los monopolios y la protección- eran una base esencial del Estado, pues el capital comercial necesitaba mercados más amplios y estables, pero suficientemente protegidos para permitir una explotación segura. Los gobernantes, por su parte, veían en la doctrina mercantilista una manera de fortalecer a los estados absolutistas tanto contra los rivales extranjeros como contra los rezagos medievales al interior de sus estados-naciones. (Continuará).
[1]Se ha hablado mucho de los sufrimientos del campesinado inglés causados por las leyes de cercado de tierras abiertas (ENCLOSURE ACTS): la anulación de los derechos de pastar vacas o gansos sobre campos comunales, la venta forzada de lotes muy pequeños, etc. Existe un breve poema sobre el tema.
Encarcelan al hombre o mujer que roba el ganso del campo común, pero dejan libre al gran ladrón que se apropia del campo mismo. |