Al igual que en el inteligente juego del ajedrez, la reina representa ‘una pieza-sujeto’ de importancia esencial en las fiestas de junio.
Olmedo Polanco
¡Esa es, esa es!, exclamó el más influyente de la comitiva. Esa noche debían elegir a la reina de El Caguán, corregimiento ubicado en el sur del municipio de Neiva y sobre la margen derecha del Río Magdalena. Vilma Peña Argüello y su parejo habían generado vítores y aplausos, luego de bailar el sanjuanero en el escenario improvisado para la fiesta.
La comunidad estaba frente al atrio del templo consagrado a San Isidro Labrador. Vilma me contó en tono de orgullo: “Me apadrinaban Max Duque Palma y su esposa María Mercedes Rengifo”, integrantes de una familia de terratenientes y dueños del Diario del Huila, periódico conservador inaugurado el 6 de agosto de 1966.
Además, la mujer que hoy tiene 76 años de edad, me ha contado cómo convencieron a su familia para que representara a la comunidad en el Reinado popular del Bambuco en 1968: “Una noche, antes de las fiestas, llegó una gente a mi casa aquí en El Caguán. Se pusieron a hablar con mi papá y mi mamá. Disque me querían de candidata al reinado en Neiva”. (www.lanacion.com.co/Vilma, la reina que no sabía nadar). Recordó que estaba ‘lejos del alboroto’. “Apenas me preguntaron si quería ser representante les dije que no sabía bailar sanjuanero”. De un momento a otro, músicos tradicionales coparon la sala de la casa. Con tambora, charrasca y un par de guitarras improvisaron la prueba del baile tradicional de origen campesino. La muchacha que entonces cursaba quinto de bachillerato en el colegio Tulia Rosa Espinosa, se desplazó con destreza por el escenario doméstico perseguida por el parejo que meneaba un poncho blanco por encima de su cabeza. Días después la presentaron entre la comunidad como su representante en las fiestas folclóricas de mitad de año y fue coronada como reina popular del bambuco.
En el sector de Las Camelias, oriente de la capital huilense, vive Martha Liliana Torres Rodríguez. Le acompañan su esposo Ricardo Murcia Peña (proveniente de Pitalito, Sur de Huila) y su hija Ivonne Michelle y el niño Dylan Adrián. Hemos conversado recientemente sobre su experiencia como reina de Neiva en 1993. “Nos propusimos, como comunidad, aprovechar esa ventanita que nos abría el reinado popular para hacer conocer el barrio”. Recuerda que habitaban un territorio urbano muy apartado del centro de la ciudad y “…queríamos, además, entregar nuestro aporte cultural a las fiestas; sobre todo, porque la mayoría de las familia han llegado a Palmas, Oro negro y Las Camelias, como resultado de las migraciones y desde regiones próximas a Huila”
“El reinado popular es muy importante para la ciudad, sobre todo porque aporta las expresiones de folclor cultivado por las comunidades barriales. Las reinas populares pueden aprovechar esa oportunidad para constituirse en la voz de sus territorios urbanos y lograr objetivos de interés común”.
En términos prácticos, Martha Liliana recuerda que gracias a su participación en las fiestas de junio en Las Camelias pudieron resolver uno de los problemas de comunicación más sentidos por las familias del sector, “…porque la Telefónica del Huila nos instaló un teléfono público para que pudiéramos resolver algunos inconvenientes generados por las distancias. Luego instalarían las redes domiciliarias”.
Liderazgos comunitarios y el poder local
Ángela Lucía Santos Fierro habita en el sector de Las Palmas en Neiva y estudia Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Surcolombiana. “En 2014 participé en el reinado infantil del sanjuanero huilense”. Me ha contado que “Una amiga de mi mamá Luz Ángela, le recomendó que me inscribiera y que, además, ella nos apoyaría”. Doña Luz Ángela había querido ser reina, pero le faltó apoyo. “Tomada la decisión, nos dirigimos a la presidenta de la junta de acción comunal del barrio Las Palmas. La líder comunitaria nos dio el aval”.
José Alfonso Vargas, dirige el programa de Administración de empresas turísticas en la Universidad Corhuila. Hablamos hace poco y me contó que: “Herederos de la tradición es un ejemplo de cómo hemos sublimado la importancia de la mujer en la fiesta”. José Alfonso que ha hecho parte de pasadas organizaciones del festival del bambuco y ha actuado como jurado en la elección de las reinas, valora el reinado infantil del bambuco en Neiva. “Nuestro país adora la belleza. Venera a la mujer por ser dadora de vida. No imagino nuestro festival sin la presencia de las reinas”, comenta.
El historiador Leonardo Ángel, miembro de número en la Academia Huilense de Historia, considera que: “La fiesta en la modernidad, antes de su ‘reinalización’, cobraba sentido con la configuración de elementos propios del mundo hispano e indio que las hacían ser de tierra caliente…”. Entre las prácticas folclóricas de las fiestas populares menciona “…las corridas de toros, la descabezadura del gallo, las carreras de caballos, las comparsas indígenas; alusivas a las mitologías y leyendas esenciales del Tolima Grande con la teatralidad en los desfiles con presencia de taitapuros, La Madremonte, El Mohán y El Poira), como expresiones culturales.
La reina como centro de interés y los reinados estudiantiles
Ana María Gaita Roldán fue elegida Señorita Neiva en el reciente festival del bambuco. “Me siento profundamente orgullosa y consciente de la gran responsabilidad que conlleva este título”, me ha dicho esta mañana de viernes desde Bogotá. “Llevo conmigo la rica herencia cultural que me ha formado y el compromiso de seguir promoviendo y preservando nuestras tradiciones”. Ana María creció en el taller de su tío José Luis Roldán, “…un diseñador talentoso y reconocido por sus aportes a la cultura del folclor huilense”, me ha dicho. “He estado rodeada de reinas. Admiro la confección de los trajes de sanjuanero”. La reina ha dicho que creció entre artesanos de la moda que: “…ponían cada pepita en cada vestido confeccionado con creatividad. Aprendí a valorar cada detalle en las prendas hechas a mano para resaltar la belleza de la mujer huilense”.
La baja neblina que sobrevivió de la noche del jueves a la madrugada del viernes se desplazó paulatinamente. En la media mañana, sobre el Valle de Laboyos se ha plantado un sol intenso que hace despojar de sus abrigos a profesoras, profesores y estudiantes de la Escuela Normal. Gerardo Meneses Claros, reconocido escritor de literatura infantil, no ocultó su asombro al verme. ¡Alma bendita! ¿Qué haces por aquí?, me ha expresado con euforia. Por cosas de la vida nos hemos encontrado en Pitalito y aprovechamos para volver sobre el cuento ‘Un parejo para Amelita’, escrito en 2022. “Los que conocieron a Amelia Tovar, la hija de doña Magola, la señora de la tienda, y de don Eliécer, el sastre, (…) no podían salir del asombro cuando las veían juntas ¡Son igualitas! –decían”. Gerardo ha escrito que “Amelita fue la niña más bonita de La Escuela Normal. Había sido también candidata de su barrio y un año más tarde, la reina de las fiestas de su pueblo”. Con relación al parejo de Amelita, el escritor laboyano de narrativas infantiles recuerda que fue uno de sus compañeros de colegio. “Un muchacho que vivía bailando, como decía su padre, y que con el tiempo se convertiría junto a su esposa en el maestro de sanjuanero más solicitado de Pitalito”.
Como ha escrito Gerardo: “Fue él quien la propuso en la junta del barrio, fue él quien la animó a ir a la ronda, el que la convenció y le enseñó paso por paso, figura tras figura de esa danza hermosa de enamoramiento que cada año por las fechas de junio se escuchaba y se bailaba en toda la región”. En Pitalito, a propósito, Jenny, hermana de Gerardo, fue reina de los estudiantes en 1973.
Las reinas en las investigaciones académicas
El historiador Bernardo Tovar Zambrano, nacido en Altamira (Huila), publicó en 2010 el libro ‘Diversión, devoción y deseo’, como resultado de una rigurosa investigación que pone énfasis en la historia de las fiestas de San Juan y San Pedro en los territorios que hoy conocemos como Tolima y Huila. Las indagaciones académicas refieren la temporalidad que empieza en la Colonia y se extiende hasta los tiempos presentes.
A propósito de los reinados estudiantiles, Tovar Zambrano afirma que “En Bogotá la elección de reinas se inició en 1922, como un evento importante de la fiesta de los estudiantes. La reina adquiría una responsabilidad en las propuestas en beneficio de la ciudad y de los estudiantes”. Ahora, con relación a nuestro territorio en particular, el historiador ha escrito que “…en 1933 tuvo lugar en Pitalito un reinado del deporte entre las alumnas del Colegio de la Presentación, dirigido por las Hermanas de la Caridad. La estudiante elegida por sus propias condiscípulas fue la señorita Isabel Valenzuela, cuya coronación se efectuó el domingo 17 de septiembre.
En 1934 se tomó la iniciativa en el Huila de realizar un reinado del magisterio. Se invitaba a las ciudades del departamento a enviar sus candidatas para participar en la elección de la ‘Reina del Magisterio Huilense’. (Tovar Zambrano, Bernardo. Diversión, devoción y deseo. Historia de las fiestas de San Juan. Editorial La Carreta Editores. Colección La Carreta histórica. Página 440).
Al mediodía llueve sobre este valle de cachingos y guaduas taladas para dar paso a la modernización urbana. Una lluvia de críticas cae sobre la reciente elección de la reina en Pitalito. Sin embargo, el gobierno municipal afirma que “El Instituto de Cultura, Recreación y Deporte (ICRD) informa que la señorita Paula Andrea Gratz Guañarita ha sido elegida como señorita Pitalito en el Reinado Municipal del Sanjuanero Huilense”. Como si quisiera apaciguar el ‘chaparrón de críticas’, Paula Andrea Guzmán Torres, directora del instituto, ha dicho de manera enfática que “La elección fue realizada por un jurado calificado e idóneo…”