Puja por el salario mínimo

Andrea del Pilar Bautista Perdomo

Se empezó la mesa de concertación por la puja de incremento del salario mínimo para el 2018, que por más de 20 años tan sólo cuatro veces ha sido por concertación, el resto, por Decreto. Teniendo en cuenta algunas de estas conversaciones informales sin ningún avance, la posición del gobierno es siempre esperanzadora, pero sus proyecciones desde hace más de 4 años no han sido cercanas a la realidad: el PIB decreciendo, crecimiento económico va a quedar en 1,6%, inflación alrededor del 4%, el gobierno entusiasma  con acciones que no va a poder cumplir, la petición de las centrales de trabajadores es que el SMLV sea generoso para que, de alguna forma, este ayude a mover las cajas de las empresas, pero no se ha tenido en cuenta que su efecto inmediato sería la recaída sobre el tema pensional y el comercio perdería mayores empleos, teniendo en cuenta que en lo corrido del 2017 se han perdido 187.000 empleos, siendo este el sector que más genera contratación y en segundo lugar servicios. Al incrementarse considerablemente el SMLV los empresarios dejarían de contratar, las centrales obreras manifiestan y han solicitado al DANE nuevamente informe sobre cuánto es el equivalente para sostener la canasta básica en un hogar de 5 personas, pues hace más de 12 años no determinan este factor que cuando se realizó por última vez estaba en 2,3% de SMLV de la época. La primera puja está en que los sindicatos solicitan un 12% de incremento en el SMLV, esto mejoraría la demanda de Bienes y Servicios, y al comercio efectivamente le favorecería, pero el sector empresarial manifiesta que esta es una cifra inalcanzable para los empresarios colombianos. Nos han sacado 7,5 billones de los bolsillos en el año debido a la  Reforma Tributaria e impoconsumo, que afecta inmediatamente en la disminución de la compra y, sumado a ello, la política monetaria y tasas interés más elevadas de las últimas décadas, han hecho decrecer el comercio en -0,2 y la industria en -3,5. Indudablemente el efecto más delicado es que al aumentar el SMLV se contrata menos personal, por lo cual, se deben concertar las partes para que el trabajador tenga la posibilidad de comprar lo necesario para su canasta familiar y el empleador tenga la posibilidad de pagar sin tener que sacrificar su negocio y utilidad del mismo.

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