El arte es una forma de expresión que se puede transmitir de diferentes formas y por distintos canales. El muralismo urbano es una de esas posibles maneras en que la juventud comprometida con su tiempo y gran protagonista en la última década en el espacio público, trata de comunicar su pensamiento con trazos y colores que combinados conforman una idea, una opinión, un punto de vista de la historia.
Hace dos años la fundación Pura Vida nació con esta intención, la de cambiar la forma de pensar y de actuar de jóvenes neivanos a través del arte, la cultura, la educación pero sobre todo de la inclusión social.
Desde ese entonces Óscar Fernando Calderón y el polaco Pawel Tomas Ziemi han tomado las banderas de esta organización social, que como lo dice su eje central es plasmar sus pensamientos e ideas a partir de una obra en un muro, pero generando otras posibilidades a los jóvenes de la ciudad.
“Nuestro fuerte es el tema visual, manejamos el muralismo y el grafiti. A través del trabajo que hemos venido realizando con distintos jóvenes de la ciudad se ha identificado que el tema del emprendimiento y la educación son aspectos que también son importantes con lo cual los jóvenes deben complementarse”.
Óscar señala que por medio de las expresiones artísticas como la pintura, la danza y la música las nuevas generaciones aprenden a descubrirse a sí mismos creando potencialidades que les permiten proyectarse para la vida.
“Todos tenemos grandes capacidades, pero a veces no las potencializamos. Eso es lo que nosotros buscamos, que los jóvenes las aprovechen y saquen su máxima expresión de ellas”.
Barrismo social
Desde hace algún tiempo la fundación Pura Vida ha centrado su trabajo con algunos integrantes de la barra Alta Tensión Sur de Neiva. De acuerdo a Óscar, muchos de estos jóvenes presentan algunos conflictos entre miembros de la misma organización, los cuales están aprendiendo a canalizar a partir del arte.
“Al joven se le debe dar una educación y volverlo una herramienta de paz. Si nosotros podemos potencializar a dos mil barristas en el tema de sentido de pertenencia, de territorio, emprendimiento, son dos mil jóvenes que van a estar enfocados y mentalizados en el bien de algo”, puntualizó.
“Estos jóvenes a pesar de que cometen algunos errores, también tienen cosas muy buenas y es la disposición a hacer las cosas y más que eso es la necesidad de que la gente los vea diferente”, añadió Óscar.
Cambiando vidas
Para muchos jóvenes entrar a la fundación les ha significado cambiar sus vidas, empezar a plasmar a partir de la pintura una manera de pensar distinta, porque “el muralismo es la palabra hecha colores; es la memoria en las fachadas”, sostienen.
A partir del arte han encontrado otra forma de mostrar su amor por el Atlético Huila. Para Juan David el expresar la pasión que siente por su equipo en la tribuna es casi equiparable a hacerlo mediante un mural. “sentir el amor por el equipo, eso también lo puedo hacer desde este espacio”.
De igual forma Camilo resalta que este tipo de espacios les han permitido generar mayor conciencia sobre el servicio a la comunidad y cambiar la percepción que gran parte de la ciudadanía tiene del barrista.
“Estamos luchando por el fútbol en paz, para cambiar la mentalidad de la gente, que no solo se debe tener un cuchillo para poder alentar al equipo. ¡Vamos a cambiar el fútbol por paz y salir adelante entre todos!”, afirma.
A partir de este trabajo también quieren empezar a cambiar la concepción que la sociedad tiene de ellos, ya que como señalan un barrista no es solo un delincuente o un marihuanero, sino una persona que también puede trabajar por el bienestar de su comunidad.