¿Qué es la felicidad?

Todo ser humano quiere ser feliz; la felicidad es una vocación universal. El fin es común a todos: todos queremos ser felices; pero los caminos los escoge el hombre; él no ha perdido su libre albedrío. ¡Cuántas veces el hombre se equivoca buscando la felicidad! En todas las culturas encontramos “caminos” para ser felices. Pero, a decir verdad, no existe una fórmula mágica. Un drogadicto se siente “feliz” consumiendo una droga alucinógena. En los mercados de la sociedad de consumo aparecen muchas ofertas. Hay personas que invierten cualquier suma de dinero por encontrar la “fórmula”. Hay charlatanes que tienen habilidades increíbles para convencer a sus clientes –léase víctimas- y lograr de ellos jugosas utilidades financieras.

¿La felicidad está en los placeres sensibles? Ya los sibaritas y epicúreos lo afirmaban. ¿Está en la imperturbabilidad? Ya los estoicos lo afirmaban. ¿Estará en el huir del mundo? Ya los pitagóricos y los monjes del Qumram –contemporáneos a Cristo-, lo predicaban. Estos se apartaban del mundo, pues lo encontraban injusto y sinsentido; por eso huían a la soledad a encontrarse consigo mismo, desilusionados de la vida.

Bueno, no olvidemos que existen unas patologías –no muy lejos de nosotros-, el masoquismo (gozar sufriendo), el sadismo (gozar haciendo sufrir a otros). Hay gente que vive en un pozo de amargura y no quieren salir de él. Esto, sobre todo, a nivel afectivo. Hay gente con tan baja autoestima, que vive mendigando amor y se deja maltratar de todo el mundo. Con frecuencia se quejan de esta vida, pero no quieren salir de ella. Si a usted le gusta esa vida, ¿para qué se queja de lo que usted construyó? Usted fue quien la escogió, entonces, ¿por qué le echa la culpa a los otros? Acepte su realidad y a partir de la misma, trasforme su vida. Dios no ha hecho basura a ningún ser humano. Valórese, salga adelante. Se pueden perder muchas batallas, pero lo importante es ganar la guerra.

Los grandes hombres han superado muchos obstáculos y es en las derrotas en donde mejor han aprendido. El hombre que no ha sufrido, es iluso y exigente; puede subir como palma, pero cae como coco. Obtener un triunfo no es tan difícil; lo difícil es mantenerse en él. Sea constante, no se deje ahogar en un vaso de agua. Prepárese, manteniendo altas las velas. Deje de ser plañidera, otros han tenido mayores dificultades que usted y las han sabido superar. Déjese de comparar con los demás, usted es único e irrepetible. Construya su futuro en su propio terreno; si lo construye en terreno ajeno, cuando termine el edificio, vendrá el dueño y se lo arrebatará. No viva construyendo castillos en el aire; sea realista, parta de su propia realidad. Reconozca sus debilidades para adquirir fortalezas.

No viva añorando lo que no tiene, disfrute lo que tiene. Sea agradecido, ante todo con Dios, quien lo ha creado por amor. La verdadera felicidad es darse a los otros sirviendo con alegría. Al fin y al cabo, en el ocaso de la vida se nos juzgará del amor. ¿Cuál es el parte que le entregará a Dios al final de su vida?
*Obispo de Neiva

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