Ahora que damos un Feliz Año Nuevo por acá y por allá, vale la reflexión sobre qué es la felicidad. Porque la felicidad puede estar en muchas cosas o en ninguna, y entonces la felicidad puede ser solo un estado de ánimo… ¿O no? Puedo estar feliz en la mañana, pero en la noche puede que ya no. Si un niño es feliz porque tiene un nuevo juguete, puede ser que otro niño sea feliz con un juguete que otro botó. Sí. La felicidad puede ser una cosa que pasa de mano en mano.
Para unos la felicidad está en el dinero; bueno, qué le hacemos, es una opción. Pero si por buscar el dinero estamos dispuestos a perder la dignidad, ¿qué felicidad puede ser esa? Para otros la felicidad está en conseguir algo que el dinero no puede comprar; es la otra mejor opción, creo yo. Hay una bonita canción de Roy Orbinson, You got it (lo tienes), que dice eso en su primera estrofa: “Cada vez que te miro a esos encantadores ojos, veo un amor que el dinero no puede comprar”.
Tal vez ahí puede estar la verdadera esencia de la felicidad, lograr cosas sin que el dinero sea intermediario; que el dinero no puede comprar. Hace poco una de mis hijas cumplió quince años y le dije que no hay una receta única para ser feliz; que cada persona, cada familia, va encontrando sus propios ingredientes para ser feliz; pero que sí hay un elemento que hay que tener en cuenta para reunir esos ingredientes, y no es otra que tomar buenas decisiones en todo el sentido posible. Y miren una cosa: cuando la familia, con todo y sus problemas, se construye con amor, ahí puede estar la base de la felicidad. Porque si la familia es el motor que mueve tu vida y tu corazón, tienes el mejor de los cimientos para superar obstáculos y ser feliz. Y obstáculos se presentan, no hay duda, incluso con personas cercanas.
Hay otra hermosa canción, de Frank Sinatra, que se llama Tha´s Life (así es la vida), y dice que “Algunas personas se divierten pisoteando un sueño, pero no dejo que eso me deprima, porque este hermoso mundo viejo sigue girando”. Sí. El mundo da muchas vueltas, y en esas vueltas te das cuenta de que tienes que irte soltando de personas que te desean un “Feliz Año Nuevo” por acá, pero te quieren ver caído más allá. Hay que levantarse y seguir, una y otra vez.
Feliz Año Nuevo.