La semana pasada se celebró en el mundo la semana de la narcolepsia, tema que no fué muy publicitado porque desafortunadamente es sufrido por un número reducido de pacientes en el mundo, pero que sin embargo puede llegar a ser bastante incapacitante para las personas que lo padecen y puede limitar sus actividades laborales y académicas de forma muy significativa. Pero también es posible que ni siquiera sea sospechado y se piensa que hasta un tercio de los pacientes en el mundo no están diagnósticados.
La narcolepsia se caracteriza principalmente por somnolencia excesiva durante el día, inclusive algunas personas sufren de ataques de sueño incontrolables y en cualquier circunstancia, como al hablar, comer o manejar lo cual es muy peligroso para su integridad; además éstas personas no tienen un sueño contínuo y reparador durante la noche.
Estos pacientes pueden presentar otros síntomas como la cataplexia, que son episodios súbitos de pérdida del tono muscular ante emociones principalmente positivas, como la risa, las parálisis de sueño que son episodios de imposibilidad para moverse aunque ya se esté despierto, situación que causa mucho pánico entre ellos, pero que mejora al ser tocados o estimulados o espontáneamente y finalmente las alucinaciones al inicio o al final del sueño que pueden ser de cualquier tipo: auditivas, visuales, sensitivas, etc.
Está enfermedad se produce por alteración del mecanismo que regula las etapas del sueño , por pérdida de neuronas en el hipotalamo lateral del cerebro ( las neuronas productoras de hipocretinas u orexinas). Aunque no se sabe primariamente que origina éste daño, se ha demostrado en algunos grupos familiares y secundariamente por lesiones cerebrales de tipo inmunológico, infeccioso o tumoral en ésta zona.
El diagnóstico se realiza mediante un exámen que estudia el sueño nocturno (polisomnografía), seguido de un exámen durante el día que evidencia la tendencia que tiene el individuo de quedarse dormido con facilidad (test de latencias múltiples de sueño).
El tratamiento está encaminado a disminuir la somnolencia mediante siestas programadas (que usualmente son reparadoras), uso de estimulantes un otros medicamentos que mejoran el estado de alerta, y a disminuir los ataques de cataplexia mediante técnicas psicológicas para prevenir la situaciones de riesgo.
Es importante que una persona que sufra de somnolencia excesiva durante el día sea evaluada por un especialista, para descartar ésta u otra enfermedad que produzca disrupción del sueño nocturno, debido a que su tratamiento puede minimizar el riesgo de sufrir accidentes de tránsito y/o errores en el trabajo, así como mejorar la calidad de vida de éstas personas.