Según artículos de prensa, un millón de personas en el mundo han visto afectada su salud física y psicológica por los traumatismos generados con la utilización de biopolímeros. LA NACION, Bogotá Según artículos de prensa, un millón de personas en el mundo han visto afectada su salud física y psicológica por los traumatismos generados con la utilización de biopolímeros. Cifras que están acordes con las estadísticas de consulta sólo por esta sustancia en la organización del cirujano plástico Alan González. Mensualmente puede llegar un promedio de 10 pacientes con afectaciones por biopolímeros número que aumenta especialmente cuando una figura pública denuncia una mala intervención por el uso de este compuesto, aumentando a 30 los pacientes que acuden al mes quienes representan el 8% de la consulta en su organización. Los biopolímeros son una silicona industrial que se utiliza para mejorar la apariencia facial como minimizar las líneas de expresión y rellenos de labios y pómulos, y corporal para rellenar glúteos, pantorrillas y busto. Una practica que tiene más de 25 años y que prende las alarmas en pacientes ahora víctimas, cirujanos plásticos y sociedades médicas especializadas por las consecuencias negativas que generan. Para los especialistas en cirugía plástica como el doctor Alan González, las condiciones físicas y psicológicas de una persona víctima por un mal procedimiento sólo por el uso de biopolímeros es un caso de salud pública, por los miles de afectados que manifiestan públicamente o a través de un especialista sus dolencias, sin contar a los otros miles que por vergüenza o temor a ser censurados en su entorno, prefieren el silencio, la incomodidad, el dolor, hinchazón, deformidad y el consiguiente traumatismo psicológico. Alan González coincide con otros especialistas en que a ningún paciente se le logra sacar totalmente los biopolímeros de su cuerpo. “Los biopolímeros se adhieren al tejido graso y muscular y al sacar la sustancia sale con otros tejidos del cuerpo por lo que la deformidad es mayor que la inicial. Solo se puede sacar parcialmente entre un 30 ó 40% dependiendo la lesión. El resto del compuesto sigue generando la incomodidad de calor localizado, enrojecimiento, malformación y dolor . La deformidad puede ser severa e irreversible al punto de generar amputación del área en este caso de deben hacer injertos de tejido y piel”. El manejo médico con pacientes afectados tiene un componente quirúrgico y no quirúrgico. “El tratamiento quirúrgico esta dado a partir de un paciente con una deformidad notoria en la armonía y contorno corporal, el aumento de volumen en zonas como espalda baja o parte baja de los glúteos. Para ambos casos se realiza una extracción directa de producto con liposucción con láser o váser. Y en lo no quirúrgico el manejo medico está dado con un manejo inflamatorio e infeccioso con antibióticos, analgésicos, antioxidantes y vitaminas”. Una recomendación de Alan González como especialista es pedir el producto que le van a aplicar, conocer el registro, laboratorio, para saber el lote serial para identificar la molécula y manufacturación con que se realizó el compuesto para evitar que sean engañados o mal informados con otros productos efectivos como y el ácido hialurónico. Para que una persona no conocedora sepa la diferencia Alan González define el ácido hialurónico: “ Es una sustancia de relleno que produce aumento de volumen a partir de la retención de agua en las zonas donde se aplica. Su resultado es temporal con una duración entre 6 a 14 meses comercialmente se conoce a través de marcas como Juvederm de Allergan y se aplica en el rostro únicamente para atenuar las líneas de expresión de ciertas zonas”.