La Vida nocturna en la capital huilense es abundante pero muchas veces monótona y aburrida.
Por supuesto que quien quiere irse de rumba y tomarse sus tragos encontrará sitios por doquier, pero ¿y los que no?
Desafortunadamente este “desprograme” de algunos los está llevando muchas veces a realizar actividades por demás peligrosas.
Y me refiero con ello a las carreras de motocicletas que se realizan en las horas de la noche en algunas avenidas de Neiva.
Si viene de Rivera, tipo 10 de la noche, y decide tomar la avenida Surabastos, -hoy re-bautizada como avenida Inés García de Durán-, un fin de semana, se encontrará con una escena –guardando las debidas proporciones- de la película rápido y furioso.
Está bien, no es tan parecida pero, la idea de reunirse en un sector aislado, para poner música a altos decibeles estar en compañía de sus amigos y hacer alarde de sus motos “engalladas”, es a lo que me refiero.
Pero por supuesto que así sea no tiene nada de malo, es decir, a menos de que usted no quiera resultar sordo en menos de diez años, escuchar música a todo volumen del sonido instalado en la parte trasera de un carro y divertirse con sus amigos, no está nada mal.
Lo preocupante es como cualquiera que ose tomar esa avenida un sábado por la noche puede resultar, sin quererlo, haciendo parte de una carrera o “piques” clandestinos.
Y de hecho ha pasado, tal y como le sucediera a alguien el pasado fin de semana, quien con su familia venía de Rivera, tomó la avenida y advertido solo por el ruido de los motores le tocó hacerse a un lado de la vía con tal de que las dos motos que probablemente iban a mas de 120 kilometros por hora, manejada por conductores sin casco ni chalecos, no los arrollara.
Al final de la vía los esperaban un número de espectadores nada despreciable, aproximadamente 80 personas, quienes al sonido de la música bailaban y parecían pasarla bien.
El que al contrario, estuvo a punto de darle un síncope, fue al padre de familia que por poco vio como dos motocicletas le hacen perder el control en la vía.
Los piques no son nada nuevo y el número de simpatizantes es cada vez mayor, al parecer hay algo en el ruido de las motos y la adrenalina de la velocidad que causa un gran interés en algunas personas.
Las famosas validas Departamentales que se llevan a cabo en inmediaciones del estadio Guillermo Plazas Alcid y la Villa Olímpica, lo pueden constatar.
Cientos de personas acuden a estas competencias porque lógicamente les parece un plan distinto y emocionante, pero ni en carreras en donde existe un esquema de seguridad (mínimo pero operante) puede garantizarse una jornada libre de tragedias.
Y en efecto así ocurrió en las pasadas validas, con un saldo superior a los 10 heridos.
Disculparán aquellos que difieran de lo hasta aquí dicho, pero no está demás documentarlo, no sea que-como nos gusta acá en Colombia- solo cuando ocurra un hecho que lamentar se tomen cartas en el asunto.
Antecedentes hay muchos, pero podría mencionar uno muy reciente, me refiero al caso del joven piloto Ernesto Manzanera, quien acabó con la vida de cuatro personas al norte de Bogotá, precisamente por estar haciendo piques en la Autopista.
¿Qué corran? Si, pero en lugares aptos para ello, no sea que personas ajenas a los piques resulten afectadas por las aficiones de otros.