La Secretaría de Movilidad de Neiva no tuvo recursos el año pasado para instalar reductores de velocidad, y en este 2017 construirá unos pocos en sectores priorizados. La comunidad que a diario solicita estos elementos, opta muchas veces por colocarlos de manera ilegal.
Son no menos de 200 solicitudes de instalación de reductores de velocidad las que han llegado a la Secretaría de Movilidad de Neiva en la presente administración. Y es que la comunidad neivana los quiere tener ya por todos lados, en los barrios principalmente es muy común encontrar estos “policías acostados” como también se les conoce, hechos en diferentes materiales y tamaños, la gran mayoría sin estar permitidos por la autoridad competente: la Secretaría de Movilidad.
Muchos ciudadanos creen que colocar reductores en las vías es la forma de solucionar problemas de movilidad y también de seguridad, según manifiesta el ingeniero Wilson Trujillo Medina, jefe de la Unidad de Seguridad Vial de la Secretaría de Movilidad de Neiva. “Nos dicen que pónganos un reductor de velocidad porque hay muchos ladrones y eso ayuda a que no se vuelen”.
Cuando pavimentan una vía en la ciudad, dice el ingeniero, lo siguiente que pide la comunidad es ubicarle reductores, pero hay que tener en cuenta que estos elementos deben cumplir con la función específica no solo reducir la velocidad sino proteger la vida de muchas personas que transitan por el sitio donde se instalan.
“Neiva está lleno de reductores sin la respectiva señalización, ubicados en sitios donde no se pueden aplicar y que provocan a veces accidentes de tránsito”, señala el funcionario.
Caso que vale recordar es el ocurrido el 19 de octubre del 2014 y que cobró la vida a Ricardo Eduardo Torres Díaz, un joven de 24 años de edad quien conducía una motocicleta en horas de la noche y al tomar a gran velocidad un reductor que al parecer no vio, ubicado sobre la calle 70 del barrio Tercer Milenio, en el norte de la ciudad, perdió el control del vehículo y salió expulsado varios metros, dándose de frente contra el piso y causándose la muerte inmediata.
En el barrio Tercer Milenio, norte de Neiva, sus calles están invadidas de reductores de velocidad.
El proceso judicial por este caso aún continúa abierto. No obstante, hoy en día en el mencionado barrio se pueden encontrar tres y cuatro reductores en una misma calle y con una altura que supera la establecida en la norma.
“Cuando se instalan reductores de velocidad sin permiso de la autoridad de tránsito generalmente quedan mal instalados, por dos razones, primero en su afán los ubican en los sitios que no son y segundo, los ubican con las medidas que no corresponden a las reglamentarias, entonces encuentra uno es un obstáculo en la vía, que puede poner en riesgo a una persona si son muy altos o no están señalizados y provocar accidentes, y causan además mucho daño a la suspensión de los vehículos. Cuando nos llegan reiteradas quejas de la comunidad que un reductor presenta estas características, procedemos a demolerlo o desinstalarlo”, explicó el ingeniero Trujillo.
ESPECIFICACIONES
Los reductores de velocidad se instalan de acuerdo a unas condiciones que están establecidas en el manual de señalización expedido por el Ministerio de Transporte.
“Hay diferentes tipos de reductores, los estoperoles, tachas reflectivas colocadas en una forma específica, los de tipo resalto que son los que normalmente se ven en las calles y miden 3.70 metros de largo por el ancho de la vía y las motos a veces los cogen como trampolín, están las bandas alertadoras como las que hay en Trapichito, que a mi parecer son las más efectivas para que los conductores de carros y motocicletas realmente mermen la velocidad”, mencionó.
Teniendo en cuenta que los reductores de velocidad no se pueden instalar en cualquier calle, el jefe de la Unidad de Seguridad Vial de la Secretaría de Movilidad Municipal indicó los requisitos para que puedan ser viables de ser autorizados.
“Son dos cosas. Primero hacemos una visita técnica o estudio técnico al sitio, hacemos unos conteos, unos aforos de la cantidad de vehículos así como sus velocidades, eso nos da una primera característica que deben cumplir los sitios para que se pueda instalar un reductor de velocidad, y luego se prioriza de acuerdo a las intersecciones y corredores viales”.
En algunos sectores la comunidad utiliza llantas abiertas como reductores, como en la calle 19 A del barrio Los Guaduales.
ESCASOS RECURSOS PARA REDUCTORES
Jimmy Puentes, secretario de Movilidad de Neiva, aseguró que el año pasado no hubo recursos económicos para instalar reductores de velocidad en la ciudad, y que este 2017 se cuenta solo con un promedio de recursos de 320 millones de pesos que se van a emplear en la construcción de reductores en concreto.
“Los antiguos reductores de plástico que se compraron en la anterior administración no han sido técnicamente los ideales porque prácticamente ya no existen y rompieron la vía”, manifestó el Secretario.
Dijo que inicialmente se van a priorizar los sectores donde serán ubicados estos reductores. “En los llamados sectores 30, donde hay colegios, centros hospitalarios, iglesias, sitios donde hay acceso de muchas personas a sitios públicos”.
Al no haber recursos suficientes para cumplir con la instalación los reductores que demanda una buena parte de la ciudadanía, el funcionario hizo alusión a otra posibilidad. “Si la comunidad está en capacidad de construirlos, tienen los recursos, nosotros les damos el permiso, previo estudio técnico. La idea es mejorar la movilidad y reducir la accidentalidad”.
Por la calle 21 cerca al CAI del barrio Los Guaduales, varios de los reductores están sin pintar y sin ninguna otra señalización, convirtiéndose en riesgo para los transeúntes.
FORTALECILLAS PIDE REDUCTORES
Pero no solo la ciudad de Neiva pide reductores de velocidad, sus corregimientos también. Caso tal es de Fortalecillas, donde hace varios años sus pobladores están solicitando a la administración diez reductores para todo el perímetro urbano y la vía principal de ingreso a ese centro poblado, así lo comentó Gilber Castro Bahamón, líder comunal de Fortalecillas.
“La Gobernación del Huila dio un contrato de reparación de la vía de Neiva-Baraya, pero los ingenieros la desbarataron y no hay vía de acceso a Fortalecillas. Además, hay una mano de huecos en la vía principal que han ocasionado accidentes. Los reductores son transitorios porque la vía está realmente en mal estado. Ahora, en la administración anterior dieron unos permisos y se comprometieron hacer los reductores, pero los ingenieros ‘magos’ llegaron y pusieron primero los avisos de los reductores pero nunca los hicieron”, dijo el líder comunal.
Espera que con la actual administración no pase lo mismo. “El doctor Jimmy Puentes nos comunicó que no había presupuesto, pero que si la comunidad se comprometía hacerlos entonces que ellos daban el permiso. Estamos esperando la visita del técnico para que nos demarque los reductores y la comunidad los pueda hacer a todo costo. Vamos a hacer unas mingas para conseguir la plata, se nos va unos 200 mil pesos por cada reductor, hay que hacer una cosa buena para que dure”.
Wilson Trujillo Medina, jefe de la Unidad de Seguridad Vial de la Secretaría de Movilidad de Neiva.
Jimmy Puentes, secretario de Movilidad de Neiva.
Gilber Castro Bahamón, líder comunal de Fortalecillas.//Fotos Sergio Reyes
