Se agitó todo el ambiente político y se sintieron sus cimbronazos hasta La Habana por la propuesta, convertida en proyecto de ley, del Gobierno Nacional para refrendar, por vía popular, los eventuales acuerdos que se alcancen con grupos guerrilleros, simultáneamente con otra elección, como la del Congreso o la de Presidencia de la República.
Lo que se pretende es que, modificando la actual Ley de Mecanismos de Participación Popular, el referendo pueda votarse al mismo tiempo que esas elecciones, lo cual hoy está prohibido.
Pero más allá del procedimiento, que entrará esta semana a formal discusión en el Congreso con el senador huilense Hernán Andrade como único ponente, lo que queda sobre el ambiente nacional es una arriesgada jugada del presidente Santos que, en teoría, pone contra la pared a las Farc en cuanto somete todo el proceso de paz a un escrutinio ciudadano, y al mismo tiempo al uribismo puesto que – de resultar fructíferas las conversaciones – quedarían como guerreristas.
Y lo que debe quedar claro es que este proyecto de reforma a la Ley 134 de 1994 es apenas un asunto de mero trámite – necesario pero no urgente ni imprescindible – para validar al final cualquier acuerdo entre el Gobierno y los grupos alzados en armas, de manera que si esta iniciativa no sale adelante, no se irá al traste el esfuerzo por darle punto final a esta violencia y conflicto interno de décadas.
Aunque el proyecto tiene tres artículos, en esencia se trata de uno solo: “Fecha para la realización del referendo constitucional con ocasión de un Acuerdo Final para la terminación del conflicto armado. El referendo constitucional con ocasión de un acuerdo final para la terminación del conflicto armado podrá coincidir con otros actos electorales. Cuando tal referendo coincida con otro acto electoral, los jurados de votación deberán entregarle a los electores el tarjetón correspondiente al referendo junto con los demás tarjetones”.
Queda sin discusión que se trata única y exclusivamente de una iniciativa dirigida al proceso de paz, y el que se adelanta con las Farc se le llama así, acuerdo final para la terminación del conflicto armado. Y como lo hemos señalado, la iniciativa le inyectará agilidad al proceso y se anticipará a lo que podrá ocurrir en caso de firmarse el acuerdo.
En todo caso dos cosas: No es nuevo que un Gobierno pida leyes para asuntos de su interés, todos lo han hecho, y segundo, este proyecto no decidirá el proceso de paz. Por ahora, las conversación deberán reanudarse y el debate sobre garantías seguirá su marcha hasta determinar el mecanismo final de refrendación.
“La iniciativa le inyectará agilidad al proceso y se anticipará a lo que podrá ocurrir en caso de firmarse el acuerdo”.
Editorialito
El Centro Cultural para Pitalito es una realidad. La iniciativa, impulsada por la congresista Consuelo González comenzó su proceso de contratación con una inversión del orden de los 5.000 millones de pesos. Pitalito, eje cultural del Huila, se lo merece.