Con bombos y platillos se venía anunciando el Proyecto de Acto Legislativo sobre la gran Reforma a la Justicia combatiendo todos sus males, y en eso estaban comprometidos el Gobierno Nacional, las Cortes y los Partidos Políticos, y se dio la primera vuelta por las Cámaras con un resultado que no es el mejor: los representantes de la Rama se retiraron del proceso, no sin antes lanzar “dardos” contra el texto aprobado, y nos aprestamos en este corto periodo de la presente Legislatura a tramitar la segunda vuelta, y comparto que haga tránsito pero no a cualquier precio. Lo primero es lograr que las Cortes vuelvan al Congreso, porque una Reforma a la Justicia los representantes ésta no puede ser, y por supuesto hay que enderezar el articulado en temas fundamentales como la doble instancia para Juzgar a los congresistas que debe hacerse ante la Corte Suprema de Justicia y no ante otro Tribunal. A los mejores Jueces no se les puede temer, todo lo contrario, son garantía de imparcialidad que es lo que debemos tener los políticos; se debe mantener el actual Sistema de nominación y de elección de los Órganos de Control y del Fiscal, no hay razón para quitarles esto a las Altas Cortes, pues lo que buscó el Constituyente del 91fue un filtro superior en el origen de los nominados a tan altas investiduras, como también una mayor autonomía, porque no pueden depender en un todo del Ejecutivo. Finalmente, es a los funcionarios de éste a quien debe investigar y controlar, y por otro lado, cuando existía libertad en la nominación, la experiencia no es buena, y cuando la Cámara elegía Contralor, éste salía de su “seno” y terminaron a “buen recaudo encarcelados”; debe contemplarse también un cambio técnico en la pérdida de investidura de los elegidos, donde ésta se debe circunscribir a causales objetivas durante el ejercicio del cargo por razones de indignidad o conflicto de intereses y no por inhabilidades que para éstas existe la Acción de Nulidad. Debe contemplar la eliminación de la Comisión de Acusaciones comúnmente llamada de “absoluciones”, cuna de impunidad y desprestigio del Congreso; soy amigo de elevar el techo de edad para retiro de los Magistrados y ampliar su periodo, en una etapa de plena madurez, dedicados al oficio y sin otras pretensiones; y por encima de todo, la Reforma debe tener elementos estructurales que permitan el acceso del ciudadano a la Justicia y que ésta sea cumplida y pronta. Hay que descongestionar el aparato judicial.